Como ya saben vivo con mi novio desde hace poco más de 6
años, la vida en común no es fácil. El adaptarse a vivir a con alguien que no
es tu familia y no Salir corriendo a la primera discusión es de valientes
jajaja. Y es que los dos con nuestras
manías y nuestras maneras de ver la casa a veces se impactan, explotan y se
reestructuran.
Cuando se malogra un caño, o hay que cambiar un foco o un enchufe, o pintar o reparar algo de la casa, es bueno tener un hombre en la casa, pero no hay nada como tener dos jajaja. Siempre que sucede un incidente por el estilo, mi gordis y yo, nos miramos, atendemos el asunto y luego como sincronizados nos decimos: "que bueno es tener un hombre en casa, no?!'
Su manía de andar desnudo por la casa, es algo que me
incomoda y al mismo tiempo me encanta. A veces me hago el loco pretendo no
verlo pasar, aunque eso me dura dos minutos, pues luego me corro tras de él
como el gato persiguiendo el ratón, o su
fea costumbre de fumar en toda la casa, cuando yo odio el olor del cigarro, y
me empecino en abrir las puertas de la mampara de vidrio de la sala, por donde
se filtra el viento, las nubes, la niebla y los ruidos de la ciudad. Su alma
caribeña le hace amar el sol y la calidez del verano, la mía con aires de la Patagonia,
añoran el invierno, que cada año se hace más corto.
Tengo que reconocer que ambos somos desordenados, pero en
nuestra locura hemos logrado hacer consensos para dividir las tareas de la
casa. El lava la ropa los viernes por la noche y su labor se extiende hasta los
sábados por la mañana, compra el almuerzo (que lo cocine es demasiado pedir
jajaja), y a mí me corresponde planchar el domingo por la mañana, cocinar de
lunes a viernes y limpiar los baños, el hace las camas y dobla la ropa. Yo
sirvo la cena y el lava los platos, los secamos y jugamos un rato en la cocina.
La limpieza de la casa está a cargo de R.C. jajaja, tenía que decirlo, para imaginar
sus caras (sarta de mal pensados) el nombre del muchacho que limpia el departamento
una vez a la semana es Roberto Carlos, el limpia las ventanas, barre, trapea,
encera, sacude…tareas que a ambos siempre nos molestan.
Lo que más me gusta es, obviamente, hacer las compras,
recorrer los pasillos cazando ofertas, comprando cosas que ni siquiera
necesito, otras que necesito y compro en cantidades industriales. El reniega
como no tienen idea, pero luego me ayuda a acomodar todas las cosas en la
despensa o en el armario del dormitorio donde tenemos una sección para la ropa
nueva (dios mío aun hay como 8 camisas manga larga sin abrir y otros tantos pantalones y estamos pensando
en destruir la tarjeta con compras por el día del padre, para nosotros claro
está jajaja) aunque supongo que el ordena mejor que yo, lo mío es la cocina,
ese es mi territorio, aunque no me incomoda para nada el que él entre a hurtadillas
a sustraer un paquete de galletas oreo de la alacena y después diga que jamás
las come.
Y a veces los dos nos “achoramos” y comenzamos a fregar al
otro para que hago lo que nos corresponde según un acuerdo previo. Cuando le digo a mis amigos; “Chesu, mañana
tengo que planchar”, ellos me miran y se imaginan una versión Drag Queen de Bree
Van se Kamp, y me dicen: “Carajo bien cabro te vi!”. Y bueno, ni modo, pes, soy
cabro, re cabro, pero re feliz…Cuando se malogra un caño, o hay que cambiar un foco o un enchufe, o pintar o reparar algo de la casa, es bueno tener un hombre en la casa, pero no hay nada como tener dos jajaja. Siempre que sucede un incidente por el estilo, mi gordis y yo, nos miramos, atendemos el asunto y luego como sincronizados nos decimos: "que bueno es tener un hombre en casa, no?!'
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