Tengo que confesar que hay una parte sexy en ser profesor, y
es que mi personalidad dominante, y egocéntrico ha encontrado en la docencia un
refugio que me alienta de una manera subliminal. El dar una orden y el que los
alumnos la ejecuten me da poder, el que todos sus ojos me sigan con
detenimiento simplemente me hace sentir el centro del mundo por unos minutos.
Dicen que soy un cague de risa en el aula, y es que el humor
y las bromas sobre mi peso y mis aficiones han cautivado a mi audiencia académica.
También debo confesar que mis maneras
amables y divertidas, han ganado adeptos que se han creído con el derecho de
invitarme a salir. De todas esas veces
solo cuatro valen realmente la pena contar. Recuerdo que en el Británico de Los
Jardines, me asignaron un Básico 4 a las 7:30 de la noche, tenia 16 alumnos a
cargo, la mayoría de ellos estudiantes universitarios de primer año y alumnos a
punto de terminar el colegio. Había un par de chicos de quienes supuse eran
gays, aunque uno de ellos era muy evidente con sus miradas, E. como se llamaba,
paso a ser conocido por mis amigos como el Stalker jajaja, y es que el
muchachito en cuestión me seguía con esa mirada lasciva característica de un
jovencito excitado a más no poder, debo confesar que sus miradas lejos de
incomodarme, estimulaban mi ego. Me resulto gracioso el encontrármelo en una
discoteca de ambiente a la que había ido con mi gordis. Mi gordis estaba en la
barra pidiendo unos tragos, yo esperaba en el sofá sentado, marcando el ritmo
de la música con mi pie, cuando en eso alguien se sienta a mi lado y me dice: “Teacher”,
yo voltee y por un segundo me sentí incomodo, luego respondi de la forma más
fresca al ver que quién me había saludado era el “stalker”, le dije: “Hola,
mira tú, quién iba a decir que nos encontraríamos aquí”, que tal, le pregunté.
El dijo: “Bien, aquí admirando el paisaje ursino”(era una fiesta de osos y
chasers), yo sólo reí y me anime a preguntarle (claro está haciéndome el
idiota): “Por qué me mirabas así? Te caía mal?, el sonríe (como diciendo: “si
cojudo”), y dijo suelto de huesos: “Nada, lo que pasa es que me gusta, no se
haga el loco, es un osito rico”, yo me quedé mudo (difícil de creer, pero
paso), y el añadió: “No quiere ir a otra parte? Hay un “telo” bien bueno a tres
cuadras”, yo trague saliva, y le dije: “Sorry, me halagas, pero no creo que a
mi novio le guste esa idea”, el solo atinó a decir (rápido como un resorte): “Chucha,
estaba emparejado…bueno, ni modo…mmmm..pero si se anima me avisa nomás”, yo
reí, el se levanto, me dio un beso en la mejilla y se perdió entre las
contorsiones de los osos que inundaban la pista de baile, espere unos minutos
más y mi gordis llegó con mi cuba libre.
La segunda vez, me paso algo divertido en el Británico de San
Juan de Lurigancho (o Saint John de Luriwashington como lo llamábamos nosotros),
era un Básico 1 en el horario de 6:00 a 7:30 pm. uno de mis alumnos, G., de
quien nunca hubiese sospechado que era gay, me invito a salir. Todo comenzó el día
del PT, mientras monitoreaba, él me pregunto (en inglés obviamente): “Dónde
vives?” yo respondi: “En San Miguel” y allí termino la mini conversación, seguí
monitoreando al resto del aula. Luego organicé el aula para el PT, faltaban 2
minutos para que terminase el examen, y en el salón sólo quedábamos G. y yo, lo
cual, debo confesar me pareció extraño, pues G. era de esos muchachos, que se
ven rara vez que combina atractivo físico con inteligencia jajaja. Calculo que
media 1.75, cabello castaño, medio crespo, con una sonrisa amigable, una mirada
honesta, medio gordito, pero muy sexy según mis cánones y para colmo de males,
velludo, me imagino que se sentía orgulloso se eso, pues siempre venia con los
3 primeros botones de la camisa abiertos, y las mangas remangadas, sí, sí ya se
dieron cuenta…me parecía atractivo, pero bueno, yo con pareja y encima su
profesor, pues ni hablar. En fin, de vuelta al relato, el timbre estallo con su
ruido tan particular. El examen termino, le pedí que me entregara el PT, el se
acerco, me dio su examen en la mano, se despidió con la cortesía que lo
caracterizaba, y Sali tras de el para cerrar la puerta y proceder a corregir
los exámenes, antes de desaparecer por el pasadizo, se dio vuelta y me dijo(esta
vez en castellano): “Carlos, conoces el Friday’s de san Miguel”, le respondi
afirmativamente, el me lanzo una segunda pregunto: “Y no quieres ir a tomar un
trago después de clases?, nos vamos en mi auto, o si gustas a otro lugar, tú
decides, que dices? “, yo lo mire y le dije: “No creo a que a mi novio le
parezca bien que salga a tomar un trago con un alumno”, el respiro, sonrió y dio:
“Yo no soy celoso” y rio, yo lo mire y le dije: “Él, sí”, se despidió dándome la
mano. Cerré la puerta y regrese a corregir exámenes, al día siguiente, al término
de la clase se acerca a mi escritorio y me dice: “Carlos, me voy para san
Miguel, quieres que te lleve?”yo le dije que agradecía el detalle pero que saldría
a cenar con unos amigos, el dijo: “Te puedo esperar o quizás podría acompañarte,
o mejor nos vamos por allí” y sonrió con una picardía insólita. Le dije firme: “Tengo
pareja, así que no insistas, respétame por favor”, el me miro, me pidió disculpas
y nunca más tocó el tema, aunque en clase me miraba con unas ganas que hasta miedo
me daba jajaja. (Me comporte como una
lady!)
La tercera es mucho más reciente, en realidad me ha pasado
el mes pasado, ahora que desempeño mis labores docentes en el Británico de San
Miguel, el cual me queda súper cerca de la casa, he conocido a alumnos que son
literalmente mis vecinos, en fin, mi alumno de Básico 12 del mes pasado, trabaja en Sodimac, establecimiento que queda
camino a mi casa, y por donde paso para aprovecharme del aire acondicionado en
días calurosos. En fin, el miércoles 11 de abril, para ser más preciso, regresaba
a casa y vi ofertas al ingresar a la tienda, como comprador compulsivo no pude
resistirme a pasear por la tienda, deje mi maleta en los lockers, cogí un carrito
y me enrumbe en búsqueda de productos, muchos de los cuales realmente no
necesitaba. Me adentre en la tienda
hasta llegar a la sección de iluminación y lámparas, quería comprar unos focos
más potentes, pues los de la casa son para beber, conversar y otras cosas, pero
no para leer, son muy “bajitos”. Estaba arrodillado mirando los precios de los
que me parecieron convenientes, cuando oigo una voz familiar que me dice: “Teacher,
le ayudo?”, yo alce la mirada y vi a R. de pie cerca mío, a decir verdad, bastante
más cerca de lo socialmente permitido, y con una mirada extraña, yo le dije que
andaba buscando focos, el murmuró: “le doy lo que busque, teacher”..yo lo mire
levantando la ceja y le sonreí, le dije que también necesitaba unos limpiadores
de mayólica, y el se ofreció a ser mi guía en la tienda, caminamos un buen
rato, hablando de productos de limpieza y de mis clases, así como mis hobbies,
el termino confesando que me había visto alguna veces en la tienda y que el encontrarme
en el británico como su profesor le había causado gran emoción, yo lo mire y le
pregunte: ‘Por qué?”, el me dijo: “Es que a mí me gustan los ositos altos y
ricos como tú”, yo me sobresalte y retrocedí, lo repase con la mirada en mi afán
de negar lo que había oído, tome el desinfectante que quería comprar y voltee
para agradecerle y allí lo vi, tocándose la entrepierna” por encima de su
pantalón, tenía una evidente erección, la misma que me puso más nervios aún, él
noto mi incomodidad y me dijo: “Teacher, así me pongo cuando lo veo”. Yo le
dije que me halagaba lo que me había dicho (y más que halagarme me había emocionado
jajaja, siempre me pareció muy halagador el que un chico tenga una erección de
solo verme, me sube el ego de aquí a Saturno), pero que no podía corresponder
pues estaba felizmente emparejado. El me dijo que si lo sabía, pues me había visto
con mi gordis comprando, pero pensó que por allí nos podíamos jugar una “pichanguita”,
si ese término utilizo, yo solo re-afirme mi negación, con un gracias, pero no
puedo. Le di la mano, me dirigí a las cajas y luego a casa, lo vi en la noche hasta
que termino el curso, aunque a veces en clase me parecía que se acomodaba el
pantalón debido a una erección inoportuna, la misma que no hacía más que inflar
mi ego.
No seré un cuero, pero tengo mi jale jajaja y a veces me
siento como Gloria Trevi…siento que todos me miran, me miran, me miran jajajaja
(imbécil detected!)
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