La mañana se me había pasado planchando y horneando un
brownie, a mi gordis se le había pasado estirándose y dando vueltas en su cama,
sin la más mínima intención de abdicar la calidez de su colchón y cobijas para
irse a duchar. Al fin tuvo que hacerlo,
nos metimos a la ducha y nos alistamos para ir a un almuerzo. Bajamos y paramos un taxi, un Kia Rio de esos
que han inundado el parque automotor limeño, y luego de tranzar el precio, nos
subimos en la parte de atrás. Estábamos en el taxi camino al Marriot, donde almorzaríamos
con unas amigas de mi gordis, amigas de la Universidad, y bueno, estábamos sentados
en la parte de atrás y mientras el chofer hacia maniobras medias evasivas,
nosotros nos tomabamos de la mano, comentábamos del clima, frio y nublado, casi
el Edén para mi, mientras que mi gordo, hablaba con una nostálgica caribeña
casi insoportable. Otra vez nuestros ánimos
de polos opuestos chocaron…en fin, estábamos apreciando el mar que de por si
lucia no muy salubre (que novedad) y a los salvajes surfista, y recalco lo de
salvajes, pues estaban metidos en el agua helada haciendo piruetas sobre sus
tablas desafiando a las olas y a la gravedad misma, llegando al Terrazas Club
de Lima, y muy cerca de la Rosa náutica, habían unos surfistas que supongo habían
tirado la toalla pues las olas lucían difíciles de domar, o quizás vencidos por
el hambre o el frio, se despojaban de sus trajes mojados y dejaban ver torsos
esculpidos por el ejercicio, fácil de adivinar es el hecho de que a ambos se
nos fueron los ojos, una de las tantas ventajas de ser gay, miramos en la misma
dirección jajaja, en fin, me distraje por un segundo, pero recobre conciencia
cuando sentí los dedos fuertes de mi gordis, atinando un pellizco sobre mi
brazo izquierdo, yo sólo atine a soltar un quejido de dolor entre los dientes y
respondiendo con un palmazo sobre su pierna derecha, el me miro y me dice, no
te hagas, yo sólo atine a preguntar como quien lanza una pelota de ping pong: “Y
tú no miraba?”el esquivo la pregunta con esa habilidad pendeja que se aprende
con los años, diciendo: “estamos hablando de ti, no de mi”, yo sólo atiné a
mirarlo como diciendo: “si huevón, hazte el cojudo”, y no dije nada solo lo
mire y sonreí, busque su mano con la mía, y medio asado tomo mis dedos entre
los suyos y los apretó ligeramente.
El taxista hasta el momento atento sólo a la carretera, nos
miro por el espejo retrovisor en el momento en que mi cabeza volaba hacia el hombro
de mi gordis, luego volvió la mirada al frente y con su mano derecha, empezó a
cambiar la estación radial, que hasta entonces había sido: Radio Ritmo, siguió
buscando algo, no sé que hasta que los parlantes del taxi empezaron a vibrar al
ritmo de Fany Lu y su pegajoso tema “Celos”, yo solo esbocé una sonrisa y me
acurruqué aun más sobre el hombro de mi gordis, imagino la cara de mi gordis,
descuadrada de cólera asociando el episodio anterior con la letra de la música.
Por dentro no paraba de reír aunque mi cara fuera inexpresiva. Llegamos al restaurante
y nos sentamos y ordenamos Pisco Sour, mientras esperábamos a nuestras amigas.
La charla era holgada nos mirábamos, tomábamos fotos, reíamos, y bueno tocamos
el tema de los celos, un poco trillado en nuestra relación, ya que mi gordis
siempre ha sido celoso, pero no al grado insufrible.
Asumo que la diferencia de edad entre mi gordis y yo, así
como la diferencia de caracteres han hecho de nuestra relación algo sui
generis. Aún cuando a mi no me molesta que mi gordis mencione o incluso tenga a
su ex en sus contactos del facebook a veces bromeo diciéndole, y que sabes de
Voldemor (por lo de innombrable) el sólo ríe y me dice que está bien. En cambio
si él me hubiese escuchado hablar de mi ex, de seguro me miraría con esa mirada
fulminante que reserva cuando está furioso, y la cual quema como el sol sobre
los parpados cerrados. Asumo que mi carácter efusivo y mi coquetería (dice,
pero yo jamás soy coqueto…bueno al menos no intencionalmente jajaja) lo ponen
nervioso, aun cuando lo único que he hecho es mirar a uno que otro hombre pasar
cuando andamos por la calle, como es normal, ya que a él también se le van los
ojos a veces. Y bueno, no entiendo sus arranques a veces de celos locos. Recuerdo
que hace un par de meses estaba hablando por teléfono con mi amigo R. a quién
le decimos la Xica, y como es normal entre “amigas” jajaja termine la conversación
con la siguiente frase: “Nos vemos mañana, un besito!”, a lo cual la Xica devolvió
el beso y mando saludos para mi gordis, quién para ese entonces no conocía,
pero de quién había escuchado muchas cosas, ya que nunca he tenido reparo en
decir, mi novio hace esto, salimos a…, etc, etc. Cuando use el celular en el
brazo del sofá, mi gordis quién estaba sentado en sofá de la sala, a menos de 1
metro mío, me ataco con una avalancha de preguntas: “Que quién era? Que de
donde lo conocía? Que por qué le mandaba besos si era un chico? etc, etc.”, yo
no aguante la risa y trate de explicarle todo, pero la risa lo enfureció y se
fue al estudio, ofuscado como estaba lo segui y le puse los puntos sobre las
íes diciendo que era la Xica y que yo siempre mandaba besos a mis amigas y
aunque él era hombre, poco le faltaba para ser señorita, así que no me viniese
con cojudeces, esa noche dormimos peleado. Al día siguiente le dije que no tenía
ningún problema en poner mis conversaciones en alta voz, pues no había nada que
ocultar, y así lo hice, la Xica llamo y yo puse el altavoz, mientras servía la
cena, al final de la conversación yo le mande un beso, la Xica me lo devolvió y
mando saludos para mi gordis. Corte, él trago saliva y digo, mándale saludos de
mi parte, y añadió: “Cuando los conoceré?” yo conteste con un: “Cuando quieras,
pues ya te he invitado a muchas salidas con los chicos de la chamba y siempre
me dices que es muy lejos o muy tarde”. Y es que a veces se pone celoso, lo
cual me molesta y me hace sentir importante en su vida. Dualidad que
caracteriza las pasiones me imagino.
Retomando la historia primigenia, terminamos nuestro
almuerzo a las 6 de la tarde, sí a las 6, un almuerzo ameno y llego de comida y
Pisco Sours, terminamos medios mareados, pero felices, nos una amiga se ofreció
a jalarnos, y nos subimos en la parte de atrás de su auto, pues el asiento
delantero estaba reservado para otra amiga, los dos viajamos como es nuestra
costumbre tomados de la mano. Y él me mira y me dice: “te amo, es sólo que me
jode que mires a otros”, le digo: “celoso”, el sonríe con ese brillo
alcoholizado en sus ojos y me refuta: “Celoso quién? Yo?” …“Si boludo, tú!”, añado rompiendo en una
carcajada”, le di un beso ligero y luego proseguimos con el viaje.
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