Dicen que tengo una mente más que
maquiavélica, pervertida y si, pues, es sucia hasta la sinapsis neuronal más débil
en mi cerebro, pero aun cuando alguien me dice: “Gordo que mente tan cochina
tienes”, y yo me pregunto: “Como entendiste el comentario”.
Y es que si debo de hablar de mi
mismo, el sexo encabeza mi lista de prioridades, pienso en sexo cada 3 segundos,
y no podría concebir un día sin sexo como la película peruana, que por cierto
no me gusto. Y reflexionando al
respecto, caigo en conclusión de que el sexo, es sin lugar a dudas el motor y
motivo del mundo, y es que el sexo ha sido utilizado por la humanidad con más
de un propósito, como ofrenda de paz, como forma opresiva, como castigo, como redención
y hasta como moneda de cambio.
Los antiguos reyes entregaban a
sus hijas a los conquistadores para traer paz, y/o afianzar lazos con países fronterizos.
Los antiguos Romanos ponían piercings en
los genitales de sus esclavos por celos a otras muestras de virilidad además de
la suya. En Japon las mujeres infiueles
eran sacadas desnudas a la plaza y los pobladores varones se masturbaban hasta
eyacular encima de ella (Bukkake) para avergonzarla aún más. En China la doctrina metafísica llamada Tao, una especie de alquimia
interior movida por la energía sexual. La fusión del sexo masculino y femenino
era la receta del elixir de la
vida. Y en Babilonia todas las
mujeres tenían la obligación, al menos una vez en su vida, de acudir al
santuario de Militta (la Afrodita griega) para practicar sexo con un extranjero
como muestra de hospitalidad, a cambio de un pago simbólico, rito cuyo origen se
remonta a la diosa sumeria Innana, diosa de la belleza y la sensualidad cuyas sacerdotisas,
consagradas vírgenes al servicio del templo, fornicaban con aquellos que habían
dejado en el templo una ofrenda económica a la diosa.
Pero
es sin lugar a dudas que el sexo ha servido a la humanidad para establecer
diferentes categorías sociales, culturales y de segregación. El hombre siempre ha sido libre de disfrutar su
sexualidad mientras que la mujer hasta la revolución sexual, no fue, en el
sentido estricto de la palabra, dueña de su cuerpo y de su propio placer.
Así
que, cuando dicen que soy un pervertido y que todo el tiempo pienso en sexo,
pues, no lo niego, lo asumo y me enorgullece, pues una persona que tiene sexo
con regularidad, tiene menos arrugas,
segrega más serotonina, endorfina y occitocina, pues son más felices, y eso lo
puede corroborar cualquier médico. Así que el sexo no es malo, por el contrario.
Siempre y cuando sea con pleno
consentimiento de ambas partes y con las medidas de seguridad apropiadas.
Aunque
un poco de de esto y otro de aquello bien podría avivar la relación o hacerla
aún más interesante.
Ahora,
sólo me quedaría preguntarles, que tan importante es el sexo en su vida?
Consideras que el sexo te ha sido plenamente gratificante? y si no es así, qué diablos
estás haciendo al respecto?
El
sexo mueve al mundo, afrontemos ese hecho y disfrutemos de sus bondades físcas
y espirituales. Como diría Rupaul (Pupaul’s Drag race) Can’t I hear an Amen to that?
Creo
que queda más que claro, el por qué sonrío siempre, no?
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