Llegado el verano, las ropas se acortan, y la cantidad de material empleado disminuye…la piel expuesta aumenta, y es cuando las miradas masculinas se vuelven arpones sobre las curvas de aquellas sirenas que se pasean por las calles con sus hot pants, y sus top super reveladores…a mis colegas (todos profesores) esta temporada del año es su favorita por obvias razones, pero para mi es muy molesta…odio que las chicas vengan con shorts tan cortos que no dejan nada a la imaginación, y top tan ceñidos que parecen estar a punto de estallar, pero más que aversión les tengo terror, sobre todo cuando mis alumnas se acercan al escritorio y prácticamente te ponen sus tetas en la cara, o cuando de abordan en los pasadizos y se apegan tanto que sientes sus bustos rozarte, parecen tener vida propia. Y si bien esto es una experiencia gratificante para mis colegas, para mi tiene un efecto contrario, es algo que me incomoda y hasta me asusta, siempre me mantuve alejado de las tetas, por obvias razones, mi naturaleza de gay exclusivo me impide el sentir la más mínima curiosidad morboso por ellas.
Supongo que este miedo, tiene su fundamento primigenio en aquel baile por el día de la primavera, el año 2000 en la universidad, recuerdo que eran como las 2am, habíamos comenzado a ingerir alcohol desde las 10 pm, así que estábamos más que sazonados (como dice mi madre), para ser honesto, estábamos ebrios, pero aun dignos jajaja. Ya con las inhibiciones aniquiladas, bailábamos cualquier género, hasta polka y tondero. Mariana mi mejor amiga por esa época, había ingerido - según yo - menos alcohol que nosotros, me dijo: Gordo vamos a bailar, era una salsa de esas que se bailan medio lento y dándose de arrumacos…a la mierda dije y acepte, tambaleándome salí a bailar y a mitad de canción, marina me rodeo mi cuello con sus brazos, apegando su busto a mi pecho y me planto un beso, tarde unos tres segundo en separarla de mi, y le increpe su actuar: le dije, estás loca, que chucha te pasa, ella con esa sinceridad característica del bebedor social, sincronizo sus pupilas con las mías y me dijo: gordo, me gustas carajo, me has gustado desde el primer día de clases, ya son dos años que llevo enamorada de ti…yo le dije, salgamos a conversar…salimos de la fiesta en silencio sepulcral, y ni bien puse mi pie en el umbral que nos separaba de la realidad silente de la ciudad, le dije: tu sabes que soy gay, tu conociste a mi ex, como que estas enamorada, estas borracha solo eso, ella me agarro el rostro y me dijo: no gordo yo estoy templadaza, yo he conocido chicos gay que cambian, solo necesitan una ayudita…yo solo atine a decir: estas borracha, y loca, a mi no me gustan las chicas (me gustan las grandes jajaja), nunca me podría fijar en ti, eres mi amiga, y eres mujer, ni hablar…te tendría que salir barba y una tercera pierna sino nada que ver…y ella soltó una lagrima y no se le ocurrido mejor idea que agarrarme los huevos y volverme a besar, la empuje sin reparo...regrese corriendo a la fiesta a perderme entre las luces psicodélicas y el humo del cigarro, a perderme en el ensordecedor sonido de la música…me tome una botella mas de cerveza y termine teniendo sexo con un amigo del otro salón, al cual nunca le había dado bola, tan solo para re-afirmar mi sexualidad…desde entonces, las tetas me asustan y definitivamente las chicas no me gustan…las grandes es otra historia! Después de esa noche fatídica nunca más volví a dirigirle la palabra a Mariana y en cuanto a mi amigo, bueno a él tampoco le hable de nuevo!
Así que cuando llega el verano y mis alumnas vienen mostrando un escote capaz de provocar un infarto en un heterosexual, yo tengo un flashback y recuerdo a Marina, luego me aterro…así que chicas, please, tápense un poco!
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