De todas las mujeres en mi familia, es sin lugar a dudas mi abuela materna la que más influencia ha tenido en mi, y es que ella en una sola palabra es COMPLICADA, si, complicada…Manuela Ortiz Estrada nacida a mediados de los años 30, en el seno de una numerosa familia, en un pueblo llamado Lancones en la calurosa Sullana. Llego a Lima a la edad de 13 años, y luego comenzó a trabajar de empleada doméstica en una casa en San Isidro, allí se quedo por muchos años, y es allí donde conoce a Graciela Rodriguez la ama de llaves de la familia Mulanovich y de quien aprendió a cocinar, a limpiar y a atender una casa como Dios manda, ay la negra Graciela, o Chela para nosotros sus nietos putativos. Y las anécdotas que ellas me contaron resuenan en mi cerebro como una pasacalle lleno de risas, lleno de sabor, lleno de aventuras. En fin, a la edad de veinte años conoce a otra empleada doméstica, Dominga Agurto Flores cuya amistad prosperó a tal punto que con el pasar de los años, se volvieron cuñadas, su hermano Eduardo Agurto Flores, paso a ser mi abuelo. Se casaron, tuvieron una familia numerosa: tres hijas y dos hijos – me imagino, que no tenían televisión, jajaja - , ella siempre trabajo, dejo la casa San Isidrina donde trabajo muchos años, con gloria y con un poco de tristeza, e inicio su vida con mi abuelo, se hicieron los guardianes del Matter Purísima, y le dio hasta desayuno a GianMarco, que por ese entonces era un llorón…así transcurrieron los años y con sudor y sacrificio de ambos, edificaron una casa en San Martin de Porres, donde los almuerzos dominicales son épicos.
Mi abuela, una mujer fuerte y decidida, que siempre quiere tener la razón y cuyos afectos desproporcionados me enseño a cocinar, con ella preparábamos queques los domingos por la mañana cuando mi madre arrastraba a cuestas a su prole (4 retoños por ese entonces), recuerdo que tenía nuevo, ella me enseño mucho de lo que se en el arte culinario, su sazón era inigualable, aun ahora al hacer un aderezo, tengo flashbacks de esas lecciones, y si cierro mis ojos puedo verla con su mandil floreado y su cuchara de palo, dándole vueltas a las cebollas y ajíes a punto de ebullición. Ahora con el mismo carácter obstinado, pero con menor fortaleza física atiende su casa, se va al mercado, y jode a mi abuelo por miles de cosas, que si la ropa la puso en su sitio o no, que si los zapatos los va usar o no, etc, etc, supongo que he heredado esa neurosis compulsiva de querer tener todo ordenado a mi estilo, a mi tiempo interior.
La relación con mi abuela, se ha estrechado con los años, ella siempre terca no obedece a nadie, y cuando mi mamá o mi abuelo, o mis tías le increpan por no tomar sus medicamentos para la presión, ella explota como olla a presión y los manda a freír monos, es entonces que mi teléfono se desploma de recibir tantos mensajes de texto y llamadas de mi mamá, abuelo y tías, pidiendo que vaya a la casa urgente y que haga que mi abuela tome las pastillas, y es que con el transcurso de los años deje de llamarla abuelita, y pase a decirle Ortiz, La Ortiz como la conocen en mi casa, y también mis amigos más cercanos, llego, abro al puerta principal grito Ortiz, y ella desde donde se encuentra responde con otro grito y dice, estoy aquí tomando mis pastillas…mi mamá espectador obligado de la escena se arrastra de risa y se va a su cocina, luego nos sentamos en la mesa de la cocina de mi abuela y nos ponemos a platicar de todo, noticias, la familia, el vecindario, mi vida, su vida, mis sobrinos que cada día están más grandes y revoltosos, y obviamente, ella me pasa la tabla de picar y comenzamos a cocinar juntos, es allí cuando siento que no estoy con mi abuela, sino con una amiga. Y aunque nunca le he dicho que soy gay, ella creo que lo intuye y me pregunta por mi “amigo” quien va a las reuniones familiares.
Me enorgullece parecerme a mi abuela, pues es su fortaleza y su mal genio, lo que ha mantenido unida a la familia en las buenas y en las malas! Hoy la llamé y estuvimos dos horas al teléfono, y aprovecho a chismearme de la vecina del lado cuyo hijo le ha armado un escándalo en la vía pública jajaja
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