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Los Elegidos: El Cazador, El Oráculo, El Puente y El Protector

Capítulo 4: El encuentro
Diario de Marco

Mayo 25
El día en que mi abuela ha predicho que conoceré al segundo integrante del poder de tres ha llegado. Parte de mi esta rebosante de entusiasmo de conocer a otro hechicero bueno que me pueda ayudar a entender de donde vienen estos poderes y cuál es mi destino.
Las 6 de la tarde y mi jefe sale de su oficina.
-     
  •      Marco, Ya puedes iniciar tu fin de semana, exclama con voz exhausta. Han sido días interminables en la oficina.
  •       Muchas gracias respondo presuroso y salgo de la oficina y corto las escaleras hacia la salida y tomo el primer taxi que encuentro.


Ya en el centro de Lima, en el punto de encuentro del Tour nocturno, Me encuentro con un grupo de no más de 15 personas, entre ellos hay una rubia cuya risa se escucha a un kilómetro y estoy seguro que ni los muertos ignorarían tremendo derroche de decibeles. Y el otro, Es un muchacho como de mi edad y estatura, con un morral negro y aparentemente pesado, con audífonos y que esquiva miradas. En fin, No tengo tiempo para analizar a mis compañeros de viaje, pienso mientras entregó mi ticket al guía y abordó el bus. Se va haciendo más oscuro a cada segundo. Yo con mi libreta de apuntes, voy golpeteando la hoja con mi lapicero sin poder escribir nada de tanto pensar en cómo haré para encontrar a quien estoy buscando.
Me siento un cazador con pocas pistas rastreando una presa esquiva. Treinta minutos después de haber tomado mi lugar en el bus, este se detiene y el guía nos da indicaciones…. No se separen y blah blah blah
Procuro mantenerme alerta para divisar algo extraño que despierte mis sentidos por lo que decido caminar al final del grupo así tengo una visión más completa de sus movimientos.
El guía está explicando acerca de unos mausoleos. Los más antiguos de Lima, sin lugar a dudas la estructura de cemento y mármol es exquisita, de tratarse de una visita cultural, estaría más que absorto en el tema, pero me inquieta el no saber a quién he venido a buscar. Hasta el momento las premoniciones de mi abuela han sido exactas al milímetro, pero también dijo que no podría visualizar más ya que algo impedía su visión.
Habían pasado unos 15 minutos del tour, y una pareja muy cariñosa se desvió del camino, y escurriéndose entre los corredores como bestias felinas desaparecieron, pero quien llamó mi atención fue aquel muchacho del morral, quien sin que nadie más lo notara desacelero el paso y llegando a una esquina se dirigió a la derecha, apartándose lentamente del grupo. Lo observe con detenimiento, sin prestarle mucha atención, hasta que algo así como una sombra hizo que l luz fluorescente de los faroles del cementerio titilaran, y esa sensación de extrañeza y de peligro hora familiar me hincaba el estómago.
De manera disimulada seguí a aquel muchacho entre los angostos y sinuosos senderos flanqueados de paredes llenas de ataúdes y sellados en piedra, esperado que los muertos sigan con su descanso habitual.
Me detuve unos metros antes de alcanzar a aquel muchacho, y lo único que podría ver era que conversaba con alguien más, aunque estaba oscuro, y la visibilidad no era muy exacta debido a la neblina de aquella noche. Pude ver como en una fracción de segundo el segundo sujeto levanto su mano y materializo una bola de energía muy parecida a la de aquel demonio con el que me había enfrentado antes.
Antes de poder gritar, o si quiera atinar a correr hacia el atacante. Este lanzo la bola de energía, el muchacho del morral, levanto su mano izquierda y sobre ella apareció una especie de disco luminoso y traslucido, que no solo detuvo la bola de energía sino que la hizo devolverse contra el atacante.
En ese momento rompí el silencio y grite: “hey, por aquí”, y el atacante volteo a ver de dónde provenía esa voz, sus ojos amarillentos se clavaron sobre mi como una feria sobre su presa, pero esta vez nos tuve miedo, esta vez fui yo quien inicio el ataque, y use mi poder sobre él, pensé que lo haría estallar, pero solo lo lancé hacia aquel muchacho y su escudo y este lo empujó hacia un tercer punto, cayendo fuerte sobre una hilera de nichos.
-        
  •           ¿Estás bien? Pregunte mientras corría hacia el muchacho del morral
  •          Si, gracias, respondió presuroso.
  •    El demonio se incorporó, con una mirada aún más furibunda, y nos maldecida e intentaba amilanarnos con su gesto caníbal.
  •           Esta vez estoy preparado para ti, gruño salvajemente.

Use mi poder sobre el otra vez, al menos lo intente, pero se desvaneció y re-apareció tras de nosotros, el muchacho del morral se lanzó sobre mí y caímos al piso justo antes de que la bola de energía nos impactara por la espalda. Le agradecí con la mirada, una segunda bola se dirigía hacia nosotros, pero el escudo la reflejo a su atacante y en cuestión de segundos pude congelarlo antes de que se desvaneciese. El muchacho abrió su morral rápidamente y saco una daga como la que había encontrado en las pertenencias de mi abuela y la lanzo hacia el demonio. Esta se clavó en su pecho y fue envuelto en llamas y de él solo quedo una mancha pequeña en el piso.
El guía irrumpió en la escena y grito: ¿Qué están haciendo por aquí? No supe que decir, y mientras intentaba balbucear una excusa creíble. El muchacho del morral tomo mi mano y le dijo con voz muy segura: lo siento, mi novio y yo nos distrajimos y llegamos por aquí, estábamos tratando de ubicar al grupo.
El guía un poco descuadrado con la respuesta nos pidió que lo siguiéramos, y lo hicimos no sin antes recoger con disimulo la daga, el muchacho sostuvo mi mano muy fuerte por unos segundos más, y luego la soltó.

(Nunca habían tomado mi mano así, con firmeza y con ternura, con una calidez sobrecogedora, creo que hasta me ruboricé, pero no me sentí extraño, es como si hubiese estado esperando por ese momento toda mi vida.)

Terminamos el recorrido casi sin conversar y al subir al bus, se sentó a mi lado, me miró con una chispeante mirada y una sonrisa sutil y me dijo: Me llamo Lucas, y extendió su mano. El silencio gobernó por unos segundo en medio del cuchicheo de los pasajeros, y le dije; Mi nombre es marco, mucho gusto, y estreche su mano. Sabía que te conocería aquí añadí. Y yo estuve esperando este momento desde que tenía 16 acotó suavemente y luego me dijo, continuemos esta charla al terminar el tour, es más seguro. No pude contestar nada ya que simplemente se recostó sobre mi hombro y cerrando los ojos sincopó su respiración a la mía. Asumo que estaba más que ruborizado, pero no incomodo, por el contrario, estaba terriblemente cómodo con su cabeza apoyada en mi hombro y por inercia deje que mi cabeza reposara sobre la suya hasta que llegamos el destino final del tour.


Nos bajamos junto a los otros pasajeros y cada uno enrumbo caminos distintos, era tarde y hacia frio, así que abroche mi casaca y Lucas la suya. Y mientras lo miraba con detenimiento como reconociendo cada movimiento de aquel muchacho con el que habíamos aniquilado a un demonio, aquel que me había tomado la mano, él sonrió y me dijo: Eres más guapo de lo que recuerdo y luego comenzó a caminar, yo sólo atine a seguirlo.

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