Capítulo 9: El Poder de 3
Diario
de Carlos
Junio 13
Mi novio volvió a salir de
viaje por motivos de trabajo, así que me fui al cine, la película que quería
ver estuvo por demás aburrida, así que decidí dar una vuelta mientras buscaba
algo que comer.
Hacía frio, estaba nublado
y llovía, cosa que me encanto por demás. Estaba caminando jugueteando con mis
llaves en la mano derecha, cuando siento que alguien me sigue, si mis instintos
no me fallan no sólo es un demonio, sino que hay dos individuos que me siguen,
podrían ser los sujetos a los que supuestamente debo encontrar o asesinos de la
“Palma Izquierda” que se mencionan en los libros de la “Hermandad”, asesinos
humanos a sangre fría, que cazan brujas y hechiceros para cobrar como
recompensa no solo dinero sino favores mágicos e incluso juventud eterna
proporcionada por ciertos demonios.
Seguí caminado,
pero esa extraña sensación de ser observado me perturbaba, me daba escalofríos.
Así que seguí jugando con mis llaves y pretendí que se me cayeron y aproveche a
voltear, como para recogerlas. Allí estaba de pie frente a mi un hombre como de
30 años, luciendo un jean desgastado y ajustado y un polo sin mangas, las
cuales habían sido removidas sin mucho cuidado, dejando a la vista sus brazos
musculosos.
-
Me
alegro que te guste lo que ves, dijo sin reparo, quitándose la camiseta.
- Hey, ¿qué haces? Pregunte con cierta molestia.
- Preparándome para mostrarte algo que realmente te gustará, respondió sarcástico avanzando lentamente hacia mí.
- Atrás, tengo un “paralysier”, dije, escondiendo mi mano tras mi espalda.
Su cuerpo comenzó
a retorcerse extendiéndose y contrayéndose y termino se transformó en un lobo
corpulento, con una joroba, y fauces que escurrían saliva. Aun con esa forma
animal, pude ver una una leve sonrisa asomando en sus fauces, y el brillo de la
tenue luna no hacia más que hacer resplandecer sus filosos colmillos. Sus ojos
negros y clavados en mi. Sin lugar a dudas estaba listo para atacar. De pronto salto
en dirección mia ero sin dudarlo, lo mire de frente a los ojos y grite: “Retinere
pati”. Aquella especie de lobo cayo al suelo retorciéndose de dolor, podría ver
sus articulaciones contrayéndose al punto de crujir.
El lobo logro
levantarse y se abalanzó sobre mí. “Volitare” grité y me eleve del suelo
escapando de mi atacante. Usando mi poder telekinetico lo lancé contra las
gradas de la pequeña rotonda del parque detrás del “Coney Park”, cae sobre su
lado derecho y se incorpora gruñendo amenazante, con mi mente rompo una de las
ramas del árbol y hago que se incruste en su abdomen, cuando aúlla adolorido levanta
su cuello dejándolo a mi merced, le rompo el cuello con mi poder y se desploma
en el piso envuelto en llamas, me encanta que desaparezcan, así no hay que dar
explicaciones.
Recupero mis llaves con un
ademán, las pongo en mi bolsillo derecho y ordeno:
- ¡Salgan de allí! Grité mirando hacia las sombras.
Dos sujetos como de mi
estatura, uno de ellos portando un morral negro, aparecieron de entre las
sombras de una esquina de donde habían visto todo lo acontecido y de donde
pudieron atacarme si así lo hubiesen deseado.
- Mi nombre es Marco, grito el más alto
- Y yo soy Lucas, dijo el muchacho del morral.
- No me importan sus nombres dije lanzándolos lejos.
Ambos cayeron unos metros más
allá. Rompí la baranda de la rotonda y el metal crujió y se segmentó en trozos
puntiagudos y los lancé contra aquellos muchachos. Pero un muro de energía
detuvo las lanzas metálicas. Aparentemente Lucas podía generar un campo de
fuerza, intenté perforarlo empujando las lanzas con mi mente, pero no lo logré.
Marco se puso de pie y con
un ademán de manos hizo estallar el metal volviéndolo partículas no mayores a centímetros.
Moví mi mano y arremoline
las partículas y las lancé hacia ellos, para ganar tiempo y contratacar, pero
los pequeños trozos de metal quedaron suspendidos en el aire con otro movimiento
de manos de Marco.
En la desesperación del
momento, me desdoble apareciendo detrás de ellos, la barrera que los protegia
era un muro solido delante de ellos, pero la parte posterior estaba
descubierta. Intente acertar una patada pero mi pie se detuvo en el aire. Una
mano la sujeto con fuerza entre luceros azules.
- Detente dijo Gabriel.
- ¿Pero cómo? Preguntó Marco volteando.
- Son demonios, repliqué.
- No lo son, asevero Gabriel. Son “Los Elegidos” y tu destino era conocerlos.
Mi “clon” se desvaneció.
- Me llamo Carlos, exlamé secamente. ¿Qué quieren? añadí.
- Teníamos que encontrarte, dijo Marco.
- Tuve una visión de todo esto, y sabíamos que conoceríamos al tercer “elegido”, añadió.
- Es eso cierto Gabriel, cuestioné.
- Si, respondió. “El poder de tres”, debe ser instaurado.
- “El poder de tres” pregunté haciéndome el tonto.
- - Será mejor que nos vayamos a un lugar seguro, aseveró Gabriel.
Me acerque despacio y
cuando estreche la mano de Marco, Lucas apoyo la suya en mi hombro y Gabriel envolviéndonos
con su luz nos teletransportó.
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