Capítulo 2: Primer demonio
Diario de
Marco
Mayo 6
Ha pasado casi 20 días
desde que leí la carta de mi abuela, y las cosas se han puesto aún más
extrañas. Hace tres estaba caminando mientras revisaba mi correo en el celular
y una bicicleta casi me arrolla, y digo casi, pues me asuste tanto que levante
mis manos y la bicicleta y el ciclista se detuvieron en seco, me acerque y el muchacho
sobre la bicicleta no parpadeaba, estaba como “congelado” pero el efecto duro
solo unos segundos. Y además ya logro “romper” objetos a voluntad, y una que
otra lámpara y silla, sin querer.
Ayer me quedé a trabajar
tarde, y al llegar al estacionamiento, me sentía incómodo, era como si alguien
me estuviese mirando, no le di importancia y seguí caminando, pero me quite los
audífonos por inercia, como para percibir algún ruido extraño o los pasos de un
posible asaltante.
Estaba en medio del
estacionamiento cuando de entre las sombras se oyó a alguien diciendo.
- Por fin te encuentro solo, hace como dos semanas te vengo siguiendo y no he podido hablar contigo digo pausadamente con una sonrisa malévola.
- Buenas noches respondí secamente, ¿quién eres? ¿Nos conocemos? Interrogue presuroso.
- Conocí a tu abuela, Amanda.
- Oh ok, ella falleció acote sin dar más detalle.
- Lo sé, replico aquel sujeto extraño, mucho más alto que yo, con cabello negro, ojos con ciertos destellos amarillentos y una presencia que me hacía sentir incómodo.
- Bueno, es tarde, quizás podríamos charlar mañana dije en voz alta mientras el daba un paso hacia delante y mis pies retrocedían instintivamente.
- Creo que ya hemos charlado lo suficiente, la maldita bruja de tu abuela me maldijo, pero ahora esa perra se está pudriendo en su tumba y devoraré tu corazón y tomare tus poderes. Me pregunto a qué sabrás y que se sentirá tener el poder de ver el futuro que asumo heredaste de ella, escupió al suelo avanzando hacia mí.
- Detente, le advertí, no sé de qué hablas.
¿Quién diablos es este
sujeto y cómo sabe del don de mi abuela? Me pregunté en silencio. No lo perdía
de vista, sus rasgos se hacían más demacrados conforme la luz de los postes de
alumbrado público bañaba su rostro. De manera sorpresiva una bola de energía relampagueante
se formó en la mano derecha de aquel sujeto y la lanzó hacia mí. Me asuste tanto
que levante mis manos y ésta se detuvo a la mitad de su trayecto. Aquel sujeto
no daba crédito a sus ojos.
- Maldita sea, tienes un poder activo, vociferó. Y añadió como gruñendo, disfrutaré aún más el asesinarte.
- Aléjate, atiné a gritar.
La bola de energía comenzó
a movilizarse en el aire y se dirigió hacia mí, afortunadamente aún tengo los
reflejos de un adolescente y pude esquivarla lanzándose sobre mi lado derecho.
Cuando dirigí la mirada hacia mi atacante éste estaba a sólo unos metros
materializando otra bola de energía en su mano.
Rápidamente enfoque mi ira
en aquella bola e hice que esta explotase junto con sus dedos. Cayó sobre sus
rodillas sangrando una sustancia que de lejos lucía viscosa y negra, que
distaba mucho de mis recuerdos de heridas. Ese sujeto no era un ser humano.
-
(en
el suelo gruñendo y maldiciendo) gritó adolorido: voy a matarte maldito
insecto.
Sólo atiene a enfocarme en
el nuevamente y con un ademán de mi mano su brazo derecho terminó por
desintegrarse y luego resplandeció tenuemente y se esfumó.
No podía dar crédito a mis
ojos así que me acerqué con cautela, Pero sólo encontré una mancha viscosa en
el lugar donde había caído aquel sujeto. Volví a casa recordando lo que mi
abuela había escrito en la carta: “cuidado con los lugares desolados, pues
aunque el ojo humano los crea vacíos, están plagados de pestes, espíritus,
demonios y demás criaturas que no dudarán en arrancarle las entrañas para
saborear tu sangre y tomar tu poder.”
Mayo
21
Hoy compre un ticket para
uno de los tours nocturnos del cementerio el Ángel para el 23 de este mes, no
tengo ni idea de cómo voy a encontrar al muchacho que menciono mi abuela, no sé
ni siquiera su nombre o cómo luce. Si al menos hubiese heredado su don de “premonición”
podría anticipar lo que está por venir.
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