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Los que me conocen saben que me encanta comer, y es que mi
redondez puede graficar el grado de gusto por esa actividad diaria, y es que he
aprendido a disfrutar los sabores y texturas que podemos encontrar en nuestro
día a día: desde un arroz con huevo frito hasta un muffin de chocolate relleno
con queso roquefort y salsa chocolate. Hablar conmigo es sin lugar a dudas una
ruta de doble vía, o hablamos de sexo o hablamos de cocina, y es en el segundo tema
donde tengo mis compinches, mi amiga Fátima prepara unos postres de re-chupete,
que Sandra Plevisani ni que ocho cuartos, los postres de Fátima son la voz, y
es que no sólo son una marejada de sabor sino que ese cariño y dedicación en su
preparación le dan un toque de cielo. Como aquella torta tres leches de
cocktail de algarrobina que preparo para mi cumpleaños el año pasado, estuvo
espectacular.
Siempre he pensado que la histeria y los rasgos obsesivos
compulsivos se han heredado en mi familia y aumentan en la siguiente generación,
es así que cuando mi abuela deseaba tener una reunión con familiares o amigos
en su casa, lo primero que pensaba es que cocinaré?, la misma pregunta se enraizó
en el pensamiento de mi madre, y ahora que les sirvo a los invitados?, ya
conmigo la pregunta se volvió mierda, y ahora con que los sorprendo? Y es que
me encanta cocinar para mi familia y para mis amigos, prefiero las reuniones
con piqueos que desfilan de la cocina a la sala, y adoro el ver a mis hermanas,
a mis padres, a mi novio, y a sus familiares y a nuestros amigos, atrincherados
cerca de la mesa, o levantándose sin disimulo a tomar uno de los tantos snacks
que he preparado.
Supongo que mi preocupación casi histérica de que serviré
cuando mi gordis dice: invitemos a la familia o a algunos amigos a un trago,
nos ha mantenido juntos, y es que si por él fuera pondría todas las botellas de
nuestro bar en la mesa y pide pollo a la brasa, en cambio yo, me sumerjo en mis
libros, en mis apuntes, en el internet y preparo el menú con una semana de anticipación,
y a como en ratatouille analizo los sabores en mi mente, y hasta salivo jajaja.
Ha habido reuniones interesantes en nuestra casa (donde
vivimos mi gordis y yo), pero también las ha habido épicas, recuerdo un cumpleaños
de mi gordo hace 3 años, organice un almuerzo dominical para 20 personas,
prepare alcachofas rellenas con un toque de aceite de perejil, unas alitas a la
miel y limón y de plato fuerte prepare arroz al olivo, arroz árabe y arroz
hawaiano, enrollados de pavo, de cerdo y de pollo, ensalada de mandarinas con arugula,
ensalada de higos, tocino y espinacas, y una sencilla pero deliciosa ensalada
de vainitas, choclo, zanahorias y alverjitas. Y de postre brownie con helado de lúcuma y
salsa de chocolate. Ese día el silencio era interrumpido por una sinfonía de
cuchillos y tenedores rozándose sutilmente. Mi madre y mi abuela dieron el
visto bueno, y los comensales quedaron más que satisfechos.
Luego hace 2 años, tuvimos una reunión el sábado por la
noche, como se imaginaran comencé a preparar todo desde el viernes, ya que el sábado
tuve clases y llegue aquí a eso de las 4 de la tarde, en fin, ese día recibí a
los invitados con sándwiches de aceituna con pasas y queso crema, rollos de pan
blanco con tocino y espinaca, sandwiches de pollo con durazno, y también
triples de jamón queso y piña. Prepare un dip de atun con alcaparras y un
terrina de queso y frutos secos con mermelada de mandarina ambos servidos con
tostaditas marmoleadas, empanaditas de puré de manzana servidas tibias con azúcar
impalpable, tequeños de langostino con
salsa golf. Y prepare un cocktail de algarrobina con la receta de mi abuela.
Los invitados llegaron, saludaron y se sentaron alrededor de la mesa, sus
sonidos onomatopéyicos (Mmmm…) fueron el mejor halago.
El año pasado fue el cumpleaños de la mamá de mi gordis y la
pasaron aquí con notros, entonces invitamos a los tíos y primos de mi gordis y
lo celebramos como Dios manda. Era un día sábado, yo regresé de clases, me
atrinchere en la cocina, la mamá de mi gordis (mi suegra), entro a la cocina y
me dijo que ayudo, yo le dije en nada, todo está fríamente calculado, le dije
prepararé unos sándwiches y ella me dijo, no quieres que compre pollo a la
brasa, y yo respondí, si al final de la velada quedan con hambre pedimos pollo
a Pardo’s.
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Siempre habrá motivo para reunirse y por ende siempre tendré
motivos para preparar algo rico. Mi fijación oral me guiará a combinaciones de
sabores insospechables!
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