Hoy día arrastraré a las "Parejas cibernéticas" hacia los confines escabrosos de mi mente, masticaré su definición y la filtraré por entre mis retorcidas conjeturas, y luego la escupiré para que vean la luz jajaja...mm...parejas cibernéticas...ya pues, no manchen...no se
alucinen a Vicky la Pequeña maravilla saliendo con Data de Viaje a las Estrellas,
tampoco me estoy refiriendo a los muñecos inflables con vibradores incorporados.
Me refiero a las parejas que se conocen vía internet, ya sea a través del chat,
de las páginas de contacto, o simplemente después de darle aceptar a una invitación
del Messenger, tentando suerte. Y si bien es sabido que el fracaso de este tipo
de relaciones sentimentales coquetea con el 99% de probabilidad de irse por el
inodoro, de que hay algunas que salen airosas de estos trances que se podrían medir
muy bien en Kbps, pues las hay.
Algunas pasan por estadios muy
marcados, como por ejemplo el chat simplón, en el que se divaga acerca del
clima, de los hobbies, entre otros, nada interesantes. Los que sobreviven a
esto, pasan al chat indiscreto, en el que se trata de averiguar el estado
sentimental del otro y si tienes chance o de plano revotaras como la pelota de
Kiko en la panza del Señor Barriga. Y luego ya establecida la posibilidad de llegar
a algo más, se pasa al chat sexy (o sexo por webcam), este puede ir desde una
muestra de la ropa interior hasta maratónicas
sesiones masturbatorias. Supongo que mi
vecino exhibicionista (pajero empedernido) sigue en ese estadio. Luego se
intercambian teléfonos, y el replicar de las teclas, es sustituido por una voz,
y otras posibilidades. Luego se concretan los encuentros. Y allí es cuando se
decide el futuro de esa relación, y es que el internet aguanta de todo, pero en
vivo y en directo, la historia no es siempre la misma.
Hay quienes prefieren este tipo
de relaciones, pues les parecen más seguras, y se quedan en el estadio de chat
sexy. Pues no les interesa involucrarse en una relación real. Y muchos otros se
han llevado chascos astronómicos. Sin embargo, hay quienes como yo que conocieron
a su pareja, enamorad@, novi@, prometido@, espos@.
Yo conocí a mi gordis por el
internet, de eso ya más de 10 años. Recuerdo que estaba saliendo de una relación
tormentosa, así que inducido por un amigo de la universidad, puse un post en
una página de contactos gays, de los más tranquilo por cierto, hasta yo me
sorprendo de lo libre de insinuaciones del anuncio en cuestión. En el simplemente decía, chico de 19 años, busca
amigos para charlar, no sexo, no salir, solo charlar y dejaba mi mail. Recibí tres
o cuatro invitaciones al Messenger, pero lo primero que preguntaban era: “Opción?,
Como eres? Y Cuanto te mide?”, ósea aclaras que no buscas sexo en el mensaje
original y te salen con la misma sandez. Luego recibí la invitación de mi
gordis, quién para ese entonces también salía de una relación tormentosa, con
Lord Voldermord jajaja, y comenzamos a conversar en el Messenger, de nuestros
hobbies, de nuestras relaciones y nos aconsejábamos mutuamente, debido a que
ambos atravesábamos por la misma situación romántica – ya nos habían cagado el
corazón, y estábamos a punto de que nos expidan un diploma de estúpido en el
amor -, así que lo que menos queríamos era iniciar algo ni remotamente romántico.
Así fue que comenzamos a charlar por vía
telefónica un 10 de mayo del 2002, y mantuvimos conversaciones telefónicas hasta
el 5 de octubre en que nos conocimos, y cuando llego el momento de vernos y
conversar en persona, parecía que nos conocíamos de toda la vida, desde
entonces estamos juntos.
Y al igual que mi gordis y yo nos conocimos por Internet
y aun el día de hoy estamos juntos, los dos hermanos de mi gordis conocieron a
sus esposas de la misma manera, y hoy en día viven felices comiendo perdices y
con ellas y con sus pequeñas princesas.
Enamorarse vía Internet, no es
imposible, pero sí más difícil.
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