Cualquiera de mis amigos heterosexuales al
leer Scarlet, se estará preguntando si eso queda cerca al Cucardas o a algún nightclub
por el estilo, o por allí el nombre de alguna kineseóloga que se autopublicita
en la sección de Relax del Comercio…nada distaría más de sus conjeturas
apresuradas y es que, a mis casi 33 años, no he pisado nunca un antro dee ese
tipo (de otro tipo, varios, pero eso es punto aparte jajaja), en fin, tampoco
es que tenga la más remota intención de ir a un lugar así, pues como ya lo
saben esas cosas me dan miedito jajajaja.
Déjenme contarles que es Scarlet…en una de
nuestras tantas incursiones vespertinas de día domingo a los territorios aún
por descubrir de la jurisdicción del Distro de Magdalena del Mar, y sin muchas
ganas de hacer más nada que dar una vuelta, comprar algunas chucherías en una
tienda de productos Hindú (velas, inciensos, aceites esenciales y uno que otro
adornito), nos topamos con Scarlet Salón Spa, como era domingo no había mucha
gente, a mi gordis se le antojo cortarse el cabello, así que ingresamos, y al
final del corredor, nos esperaban dos personajes peculiares, a los que luego
llamaríamos por sus nombres de pila: Fiorelin y Romina, Fiorelin es un hombre
como de 30 y tantos años de contextura media, pero con las uñas largas y muy
estilizadas, las cejas rizadas y lo más llamativo es su cabellera de color
rubio platinado y sus muecas cuando hace covers de Pauilina Rubio mientras
corta el cabello, riza, alisa, peina o maquilla a sus devotos clientes, quienes
ponen en su mano sus cabelleras, y Romina, un muchacho veinteañero delgado con
el cabello ensortijado y de un color achocolatado, también con las uñas
luciendo una manicure francesa, ese día Fiorelin y Romina se lanzaban bromas
entre si, debo recalcar que la primera hacia leña a la segunda jajaja
César optó por cortarse el cabello con Romina,
yo me puse a leer un rato, y encontré recetas increíbles en las revistas que
reposaban solemnes sobre unos anaqueles de madera blanco, cerca al pasadizo que
conducía el salón con el area de manicure, pedicure, faciales y depilado,
inmediatamente mi disco duro empezó a almacenar la información y ya que el
corte de cabello de mi gordis estaba demorándose, pues dije: al diablo, y le
pregunte a Fiorelin: “Estás libre?”, me dijo: “sí, deseas cortarte el cabello”,
“si dale” respondí, añadiendo: “total para los cuatro pelos locos que tengo en
la cabeza, un tijeretazo y ya”…. Ella sonrío, me acomodé sobre el asiento de
cuero negro, me puso el delantal y preparo sus instrumentos con esa precisión
de cirujano; los peines, y tijeras de distintos tamaños entraban y salían de su
porta herramientas de color negro con pequeños adornos brillantes (para no
perder el glamour geisha jajajaja)…termino de cortarme el cabello y me lo lavó,
lo seco y le puso un poco de gel, y como ya estábamos en plan relax, me hice la
manicure mientras a mi gordis le terminaban de dar el toque de gel en su
cabello, él le contaba a Romina – quién se ha convertido en su estilista, desde
entonces – que él y yo somos pareja y llevamos juntos casi 12 años, y yo hacía
lo propio con la manicurista quien me contaba que había terminado con su ex,
pues se había aburrido de comer el mismo “menú” a lo que yo le decía tan suelto
de huesos como siempre: “pero cambia de pose pues”, ella solo soltó la
carcajada, conversamos un poco más, pagamos y nos despedimos de las chicas y
cada vez que queremos y/o necesitamos cortarnos el cabello vamos a Scarlet, y
nos ponemos en sus manos.
Y bueno, sorry por haberles arruinado la cochinadita…no
era un antro de desnudistas, ni de damas de compañía, ni de boobies con ínfulas
de Houdini escapándose de diminutos sostenes a diestra y siniestra a manera de
decoración sub-urbana!
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