Comenzó el día 6 de octubre con un desayuno desproporcional: “damasco” (osea ya el colmo del alcoholismo jajaja), café, jugo de papaya, empanadas de queso y pizza de la cena. Y de allí tendríamos un súper almuerzo que se extendería desde las 12m a la 7pm. Osea jelou…en realidad fuimos nosotros los únicos que llegamos a tiempo a la recepción, el lugar convenido era el “Montonero” cuya historia es interesante, y el tío L. se encargaría de contármela, a la vez que aseguraba que yo era su nuevo sobrino, cosa que me pareció creepy pues en un principio el rechazaba la sola idea de que su sobrino querido fuese gay, pero bueno, con cierto esfuerzo en ser simpático, he cautivado a su familia jejeje, a seguir procurando no ser yo mismo, sino les caería quaker jajaja. Mientras esperábamos a los comensales, los niños jugaban en el jardín y un anciano hacia fono mímica con música criolla.
En fin, luego fueron llegando de a pocos los familiares, la comida se serbio a eso de las 2:15pm, variopintos, exquisititos, exóticos y monumentales platos, colmaron la mesa, como un pueblo joven que se va poblando lentamente y luego uno no sabe ni por donde caminar, lo mismo era esa mesa, llena de platos, de copas, de chicha morada, de chicha de jora, de gaseosas, de agua sin gas, de cubiertos, de servilletas, y de risas y conversaciones que se agitaban como un zumbido de un enjambre acercándose a tomar la ciudad. Pedí un Cosmopolitan, el mismo que parecía limonada rosada, y eso que lo mande a preparar de nuevo, pero ni eso jajaja…pero en fin, seguimos conversando, mi gordis se asombraba de la manera tan fresh con que conversaba con sus primas y tía M. quien es hermana mayor de su mamá, pero quién sabe que la butifarra lleva cebolla por así decirlo. Los platos que se pidieron ese día, fueron: chicharrón de camarones, lapas arrebozadas, cordon bleu, bistec a lo pobre, triple (chicharrón, rocoto, pastel de papas, solterito y guiso del dia), alpaca en salsa de pimienta, ceviche de corvina, humitas de queso, queso frito, queso helado entre otros deliciosos manjares.
Al cabo de un rato, Los mozos amablemente recogieron la mesa, un pequeño grupo de la familia se despidió así que reordenamos las mesas y sillas para estar más cercanos, el hermano menor de mi suegra, ósea mi tío E. (general del ejército peruano, que siempre me ha tratado con mucho afecto), pidió cervezas y gaseosa, costumbre que aun no entiendo de cabecear la cerveza con coca cola, en fin, yo pedí un mojito, y luego un algarrobina, y luego un maracuyá sour, y termine con un orgasmo múltiple…a la vista de asombro de mi suegra quien no me ha visto en plan copas, M. me pregunto si solía tomar así, yo conteste: “No, por lo general tomo aún mas jajaja”…y ella sonriendo me dijo: “Bien ahí!”, reímos, y reímos más…
Eran casi las 7pm, cuando decidimos regresar a casa, bueno, en realidad su hermano, cuñada, sobrina y padres se fueron, yo le había dicho a mi gordis que quería ir al centro a tomar un trago…caminamos un rato y de allí llegamos al centro de la ciudad, y al frente del Convento de Santa Catalina encontramos CHICHA, el restaurante-bar de Gastón Acurio, allí nos atrincheramos en el bar, un par de barmen jóvenes y con tatuajes que se traslucían por entre las mangas de sus camisas blancas, nos atendieron, ellos nos facilitaron las cartas…las mismas que tenían una interesante propuesta de cocktails a base de pisco quebranta y con combinaciones increíbles que iban desde el maracuyá, pasando por la lúcuma, la chicha de jora y llegando al lychee y licor de bambú…los recomiendo todos, me tome fácilmente 6 cocktails más y disfrutamos de un trio de mousse de chocolate de la Ibérica…yummy, yummy…mientras brindábamos le decía a mi gordis: “feliz aniversario”…“te amo”, etc, etc…medio melcochudo estaba; el mozo se ganaba con las frasecitas y sonreía, me imagino que pensaría: “dios, nos invaden los gays y no es 28 de junio!”…pagamos la cuenta y nos fuimos caminando un rato por el centro de la ciudad, rozando nuestras manos de rato en rato y mi gordis para variar me dio un palmetazo en el trasero en cuando tuvo oportunidad…cosa que me encanta jajaja…regresamos a la casa, tratando de no hacer ruido, nos dimos un beso y de allí él a su cuarto y yo al mío…ya se imaginaran que esos días estaba como Lynda Blair…trepando paredes.
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