La mañana del 5 de octubre, comenzó tranquila, mi gordis se deslizo a mi cuarto mut temprano, se metió en mi cama, me dio un beso y me dio: “Feliz aniversario” y se quedo a dormir un rato a mi lado, luego nos levantamos nos alistamos y nos fuimos corriendo al comedor donde nos esperaban para tomar desayuno, dicho sea de paso, un abundante desayuno, al finalizar mi gordis, su hermano, su esposa y su pequeña se fueron a hacer compras con mi suegro, yo me quedé en casa con mi suegra so pretexto de ayudarle a cocinar, aun cuando mi intención era robarle la receta del chupe de camarones jejeje. Terminamos de cocinar poco antes de la 1:00pm. Llegaron y a los pocos minutos sonó el timbre con ese particular ding dong que se encajona en las áreas vacías de la casa haciendo eco y tornándose más intenso, eran el hermano de mi suegra y su esposa, quienes no nos acompañarían al almuerzo al día siguiente pues, el y tenía que hacerse diálisis.
Habíamos pasado la tarde disfrutando un almuerzo intenso: ocopa arequipeña (esta se me encargo a mí, quedo cremosa y con un toque sutil de aji) y chupe de camarones 8en la cual solo asistí…en una versión domestica de Utilisima), debemos reparar en que esa fue una comida messy, pero sin lugar a dudas deliciosa… ordenamos la mesa, la cocina, y guardamos un poco de salsa ocopa para acompañar doritos para la tarde. A las 5 de la tarde esperábamos a otros familiares. Los cuales para variar llegaron tarde, a eso de las 7:30 llegaron tíos, tías y primos.
Al típico estilo del sur del Perú, mi suegra salió con la pregunta: “Un damasquito”, a lo que todos respondimos al unísono: “Bueno”, y allí comenzó todo. Los asistentes nos sentamos donde pudimos, y en la cocina comenzamos a preparar maracuyá sours, en cantidades industriales, la pegue de barman y no me fue nada mal eh!, la sesión de fotos, la charla, el servir bocaditos, los invitados trajeron aceitunas rellenas de castañas y una pasta de aceitunas verdes deliciosa, la cual servimos con galletas de soda y quedo brabazo, al terminarse el maracuyá sour, optamos por preparar Bellini (durazno en almibar con champagne y un toque de crema de coco), como eramos un batallón de 23 personas y como no era mi casa, entonces son había que ofrecerles para comer, asi que optaron por pedir pizza.
Mi gordis llamó al “Tablón” y 25 minutos más tarde llegaron dos metros de pizza, si dos metros, uno de pizza hawaiana y el otro con una mezcla de carne, tocino y pimientos. Y dos botella de la mejor chicha morada…un festin improvisado, que salió de rechupete. Cantamos el popular happy birthday con gallos y tonos irregulares, alrededor de la mesa del comedor, y mi suegro soplo la vela que habíamos encendido sobre la tarta mouse de maracuyá y luego la encendimos de nuevo para que la pequeña la sople nuevamente. Partimos y servimos, comimos, seguimos charlando un rato, una vez más mi gordis se asombro por la manera tan natural y familiar del trato entre sus tios, primas, primos, y yo, bromeando, riendo, brindando, cotorerando, chismeando...ya era como las 11, así que se empezaron a despedirse…y nosotros una vez más ordenamos la casa…y aproveche a tomarme unos cuantos damasquitos extras jajaja.
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