Y yo los declaro marido y marido! Esta frase ha revoloteado
en mi mente desde hace años aún cuando he tratado de no hacerle caso para no
deprimirme por el simple hecho de no poder concretar mi sueño más intenso.
A casi 10 años de relación con mi gordis, el anhelo de
planificar una boda se ha convertido en una constante a veces hasta incómoda, y
es que lo he alucinado como en una película de Almodovar, torcida, escandalosa,
hilarante y con altas cargas de sensualidad, me alucino caminando junto a mi
gordis, yo del brazo de mi madre y el del brazo de la suya, y encontrarnos al
final de un pasillo flanqueado por floreros altos llenos de lirios de colores y
por sillas vestidas de blanco en las cuales nuestras familias y amigos están sentados
viéndonos caminar con paso lento pero seguro hacia una glorieta de madera
blanca y orquídeas rojas, rosadas, naranjas y lilas que recuerden la primavera
que me vio nacer a mí y este amor. Y al
llegar tomar su mano entre la mía, como me gusta hacerlo cuando estamos en el
taxi o en el restaurante o en el sofá viendo televisión, mirar a mi gordis y
perderme un instante en ese silenciosa y tímida veta verde en sus ojos. Luego voltearíamos
a ver al que oficia nuestra unión, el nos pediría que intercámbiesenos aros, y
estos sería de oro blanco, el suyo tendría mi nombre y el mío el suyo para
recordar que hemos dejado de ser un ser individual para ser del otro, en él y
con él hasta que la muerte nos separe…amén!
El oficiante diría:
Estamos aquí reunidos para unir dos almas en una, CHJ y Carlos Cáceres están aquí por libre
voluntad para celebrar esta unión eterna entre ustedes.
Nosotros responderíamos:
Si!
El oficiante continuaría:
CHJ recite sus votos…(Estoy más que seguro que lloraría
mientras mi gordis me pone el anillo, y
más aún mientras el recita sus votos), que estoy más que seguro sería algo
como:
Yo, CHJ he buscado la felicidad y a tu lado la he encontrado,
te amo, y procuraré hacerte tan feliz como tú me has hecho. Hoy estoy aquí frente a ti, sin más nada que mi amor, y este anillo
como símbolo de eternidad. Hoy te tomo como mi amado esposo en la salud y en la
enfermedad y hasta que la muerte nos separe.
El oficiante pediría que yo diga mis votos: (Estoy más que
seguro que saldría con algo melcochudo) Algo así como:
Yo Carlos Cáceres Agurto te agradezco el amor que me has
demostrado todo este tiempo, y doy gracias al destino por haberte conocido,
contigo descubrí que el amor si existe y que es lo único que puede vencer al
tiempo. Hoy estoy aquí frente a ti con una certeza que desconocía, hoy estoy aquí
con todo mi amor sólo para ti. Prometo amarte y cuidarte cada día de vida que
nos queden juntos, te amo.
Y de allí el oficiante de la ceremonia, diría: hemos
escuchado los votos de los que libremente han venido a contraer nupcias. Y pondría un lazo rojo alrededor de nuestras
manos juntas y finalizaría con:
Con este lazo los ato a sus votos!
Y obviamente omitiríamos esa parte de: “Si hay alguien aquí
que se oponga a esta unión que hable ahora o que calle para siempre”, pero por
si las moscas, mi hermano y mis cuñados estarán adiestrados para taclear y
reducir a cualquiera que lo intente jajaja.
El oficiante nos diría:
Yo los declaro marido y marido…los novios pueden besarse!
Mi gordis y yo, nos daríamos un beso suave y un fuerte
abrazo, y diríamos: “Ahora a celebrar”,
Se serviría el champagne, se tomarían las fotos y bailaríamos
el Danubio Azul, procuraría no pisarle los pies a mi gordis como suelo hacerlo,
y de seguro me colgaría de su cuello y le susurraría al oído: te amo “webas” y
el respondería yo también a pesar de todo, reiríamos y sabría que todo esta
bien y que todo estará bien por siempre.
La cena se serviría y todos bailarían…el casarme es un sueño
recurrente. Ojalá algún día podamos hacerlo aquí en nuestra Patria…sino a la
mierda, hacemos el rito Celta de Handfasting al pie de la letra y a comer
perdices.
Yo los declaro marido y marido...cada vez que lo oigo en mi
mente, suena más dulce!
CHJ, one
day, I’ll make your last name mine!!!
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