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Doctores

Ir al doctor puede ser una de las experiencias más estresantes, el no saber qué está pasando con tu propio cuerpo es al mismo tiempo desconcertante y molesto, y mucho más aun dependiendo del médico tratante.
En estos últimos 6 años he visitado a un médico por lo menos 1 vez a la semana, la mayoría de las veces en salas de urgencia por crisis de migraña “no especifica”, hiperalgesia y neuropatías y me han recetado todos los antiinflamatorios y relajantes musculares habidos y por haber. Otras veces han sido consultas con doctores de distintas especialidades sin que ninguno pudiese dar un diagnóstico final, al menos no por sí mismos. Y bueno como ya soy caserito de los servicios de salud me atrevo a decir que al igual que hay varios tipos de doctores.

El apurado e insensible
Es aquel que ni bien te ve, te dice que síntomas tiene, te pregunta: en escala del 1 al 10 cuál es su dolor y cuando le dices 8 – 9, te mira y añade: es poco probable, hace unas anotaciones con su letra chueca y mayormente indescifrable y de allí te receta unas cuantas pastillas y que regreses en un mes para tu control. Y sales del consultorio con ganas de echarle la maldición inca y que le duela lo mismo que a ti por una semana para que sea más amable con la gente.
El inquisitivo
Es aquel que te saluda y te pregunta de todo, desde tu rutina diaria hasta tu vida sexual, y si tienes dolencias físicas te pide que describas el dolor al milímetro y gesticula varias veces mientras toma nota, te pregunta que medicación toma y entra a internet a ver el compuesto químico, luego se rasca la cabeza con su lapicero haciendo cálculos mentales y luego te da orden para un análisis de sangre, te da más medicamentos, y te cita en una semana. Y en una nueva consulta, solo hace otro larguísimo cuestionario y te sigue dando la misma dosis.
El arrogante
Es aquel al que uno le dice sus diagnósticos previos, y que medicina le ha ayudado anteriormente y te mira con cara de asco diciendo: yo veré si esa medicina es la adecuada. Y luego comienza a quejarse de sus colegas porque piensa que los demás no han dado con el motivo de la visita y cambia todo el tratamiento para luego ver al paciente en quince días y este esté igual o peor de lo que estaba, e impotente te deriva a otras especialidades.
El despistado
Es tu médico tratante por buen tiempo, pero nunca se acuerda de tu caso, a menos que comience a leer tu historia médica, te pregunta cómo te va con la medicación: cuando le dices que tienes dolor 4 – 5 en la escala, te dice, que bueno, al menos vas mejorando. Y cómo ve que la receta está funcionando simplemente la transcribe en una hoja nueva y te despide con una sonrisa amable. Y te desea un buen día.
El detallista
Es una versión más sofisticada del “inquisitivo”, te pregunta todo al milímetro y para cerciorarse, te manda todos los análisis de imágenes y estudios que se le puedan ocurrir (tomografía con y sin contraste, radiografías, resonancias magnéticas, encefalogramas, gammagrafías, uro cultivos, hemogramas y un larguísimo etc.), te da cita para una semana y cuando llegas ya analizó los resultados y los comparo con las pruebas anteriores y aun así se queda en blanco por que no sabe que más hacer para quitarte el dolor físico, pero te dan su tarjeta con su número personal para cualquier consulta extra y como bono de navidad en cualquier mes del año, te da antidepresivos para que al menos tengas dolor pero no te den crisis de llanto y ganas de lanzarte de un puente.
El team-player
Es aquel que hace un estudio de tus análisis previos, y llega a la misma conclusión que los anteriores, simplemente no puede ayudarte más que cambiando los analgésicos y aumentándote las dosis de los mismos. Pero a diferencia de los anteriores se pone en contacto con dos o tres colegas de distintas especialidades, y cuando llegan a su oficina, te hace salir del consultorio y luego de un rato ingresas y se turnan dando su opinión al respecto y eureka te dicen: Su condición se llama “Fibromialgia”, y no tiene cura, aunque si podemos ayudarle a disminuir el dolor. Te mandan medicamentos nuevos mezclados con los que ya te conoces y tomas como caramelos tic tac y te piden que saques cita en un mes. Te dan mil y una recomendaciones y te además te redirigen a otras especialidades.


Y bueno así es como te diagnostican “fibromialgia”, por descarte jajaja…van haciendo prueba error y cuando ya están por tirar la toalla, entre un traumatólogo, un neurólogo, un terapista físico y un experto en terapia del dolor se ponen de acuerdo y te dicen en resumidas cuentas: estás cagado, vas a tener dolor siempre, pero esperamos que estos medicamentos te ayuden en algo, pero sobretodo no te estreses y si tienes crisis de dolor sólo vas por emergencia y te pongan tu cocktail de fármacos a la vena (ketorpofeno, orfenarinay gravol intravenoso y tramadol subcutáneo o intramuscular y a dormir), te dan una caja extra de tramadol para la semana, omeprazol o ranitidina y descanso médico y otra vez al ruedo. 

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