Memoirs of a Geisha, inicia así:
Una
historia como la mia nunca debería ser narrrada.
Pues
un mundo como el mío
Es
tan prohibido como frágil,
Y
sin sus misterios, no podría sobrevivir.
Y
me atrevería a diferir, diciendo que cada historia personal debe de ser
contada, no olo para validad su veracidad, sino para que quede precedente de lo
que sucedió, al margen de las posible interpretaciones particulares de cada
individuo involucrado en la misma.
Siempre
he creído que las “alma viajan en grupo”, atraviesan el tiempo y el espacio, el
umbral entre este y los otros mundos, desde la fuente de los espíritus hasta
este caparazón epitelial que ostentamos con el simple hecho de individualidad,
y que a pesar de que sus recuerdos han sido borrados, son capaces de reconocerse como compañeros en
un viaje, que no conoce de ataduras materiales,
ni reglas físicas, sino únicamente un devenir cíclico.
Es
así, que a través de los años, mis 33 gloriosos años (tres veces tres…más
mágico de lo que llegara a ser), he
conocido a gente maravillosa, a gente en la cual he reconocido algo de mí
mismo, algo que supongo que entregue en mi viaje con el simple propósito de no
sentirme perdido en el viaje, algo inmaterial, algo que con el tiempo voy
recolectando, de aquellos a quien tengo el gusto de volver a encontrar en este
tiempo y lugar.
Asumo
que en mis vidas pasadas debo de haber sido una mejor persona, sino no me
explico cómo es que he llegado a conocer a personas maravillosas, algunas las
veo todos los días, otras solo en ocasiones especiales, y algunas están a miles
de kilómetros de mi ubicación geográfica, pero hay una palabra que han logrado
tornar mágica…Carlitos, es como si me invocasen.
A
partir de hoy, me resigno a no escuchar una de esas voces a diario, más bien lo
hará de vez en cuando, quizás solo sea un mensaje, o una llamada, pero cada vez
que llegue a trabajar y mire su asiento vacío la recordaré, recordaré su voz,
su sentido del humor, las charlas y secretos que compartimos…no me
malinterpreten, yo sé que los amigos, aun en la distancia, siempre están cerca,
es más están allí contigo y en todo momento, es su recuerdo y su cariño lo que
nos fortalece y nos ayuda a hacer frente las situaciones más divergentes y difíciles,
pero no es lo mismo, el verlos a diario, comunicar ideas completas con sólo una
mirada.
Ayer
no te vi y extrañe el particular tono de tu voz, el verte con una taza de café
para despertarte, yendo de prisa a sacar tus libros del locker, saludándome con
un besote y dejando mis mejillas marcadas con tu lápiz labial, extrañe,
nuestros kinky remarks a la hora del break, y luego lo supe, supe que no irías
a trabajar, pues así lo has decidido y conozco muy bien tus razones, pero eso,
no lo hace más fácil de asimilar.
Gracias
por todo lo que compartiste conmigo, y de antemano, gracias por todo lo que
compartiremos en el futuro, y gracias por ese mensaje inesperado esta mañana…te
extrañaré mi “chainis”, aun así, no es mi intención hacer de este post un
adiós, sino u hasta luego, y una promesa, un cuasi contrato, en el que
prometemos juntarnos de vez en cuando, en chismorrear como siempre lo hicimos y
lo haremos, y estar el uno para el otro, especialmente en los momentos más difíciles.
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