Asumo que junto al
arroz la papa es el producto agrícola más utilizado en la gastronomía peruano,
sin dejar de lado las distintas variedades de ajíes que utilizamos en miles de
recetas. Pero, si hay algo que odio sobremanera es tener que pelar papas,
bueno, las amarillas son menos tediosas, pues la cascara se desprende, pero
sancocharlas es todo un dilema, pus tienden a abrirse, las rosadas pasan piola diría
mi hermano, pero las papa huairo y la papá Tomasa arenosa esas sí que me ponen
de mal humor, y es que pelarlas implica que las uñas se te llenen de cascara,
de pulpa de papa y los dedos se te enrojezcan si la papa está muy caliente y
todas las falanges distales queden cubiertas por una capa de papa que hay que
lavar y restregar con fuerza para que la mano se te arrugue de tanto remojarla.
Pero en fin, es una
tarea que tienes que realizar especialmente si vas a preparar puré, o causa
rellena, o papa rellena, o cualquier comida que acompañes con una tierna rodaja
de papa sancochada.
El jueves pasado fui a
visitar a mis abuelos y a mis padres. Para no perder la costumbre encontré a mi
abuela en su cocina, moviendo su cucharon de madera en círculos dentro de una
olla, el aroma la delato enseguida estaba preparando lomito de atún. La salude,
me comí una mandarina mientras me contaba como estaba, revise que estuviese
tomando sus pastillas, charlamos un rato de esto y de aquello, del clima, de su
novela, de mi abuelo y luego subí a ver a mi mamá.
Al llegar, mi hermana
ocupaba el panorama visible en la sala, con sus 8 meses de gestación esta
enormemente bella, renegando que no le queda ningún de sus pantalones y
tejiendo como loca, ya que no puede trajinar mucho por ordenes del médico, Matías,
mi chiky preferido estaba viendo “Mateo el explorador” en DVD, aun así se
acerco a saludarme y le dije como es de costumbre: “Cara de caigua”, el respondió:
“Tu tienes cara de caigua” y añadió: “me haces tupa camarú”, le dije dile a
Diego, mi hermano, que venga y te hacemos Túpac Amaru, diego vino de la lavandería
me saludo y cogimos a Matías de los tobillos y las muñecas lo balanceamos en el
aire y lo lanzamos al sofá, el muerto de risa, pidiendo que lo hiciésemos otra
vez, pero el chato pesa, así que le dijimos, mas tarde, ya no jostidies y sigue
viendo TV. Entre a la cocina y mi mamá estaba agregando verduras picadas a una
olla inmensa donde prepararía “chupe”, la salude, loreamos un poco, me comí una
tuna, y seguimos conversando, al poco rato se nos antojo pan con palta y
comimos unos cuantos – mi hermano, mi sobrino y yo – mi mamá también prepararía
papa a la huancaína y dejaría pelando aguaymanto y alverjitas para el día
siguiente.
Apareció Nicolás, mi
otro sobrino, saludo y se puso a jugar un rato con Matías, luego se fue a su
cuarto, no es muy sociable que digamos, por su parte Ariana, mi sobrina, estaba
podrida con tanta tarea que tenía que hacer, ni modo…así que se fue con mi
hermana, pues si se queda en la sala se distrae hasta con el mosco y no hace
nada. Juan transitaba deambulaba entre la lavandería y su cuarto, pues estaba
lavando el cerro de ropa que había acumulado y chateando por Facebook con su
enamorada.
Una vez más éramos, mi
mamá y yo en la cocina…así que le dije: te ayudo, y comencé a separar los
aguaymantos de ese pequeño capullo traslucido y de la nada Matías llegó
cargando su banquito se sentó a mi lado y me dijo, yo también ayudo. Pelamos los
aguaymantos, mi mamá tomó un puñado, los lavo y los puso en un platito y Matías
se los comía como uvas…a mi no me gustan soy ácidos, aunque para cocktail y
mermelada son lo máximo, terminamos con los dichosos aguaymantos – fácilmente un
kilo – y después las alverjas, las papas
estaban tibias así que tome la olla y la puse sobre la tabla de picar y la
acomode en un extremo de la mesa de la cocina y seguimos pelando, le puse una
papa mediana en un plato al chato para que la pelara. Matías, la miro, le dio
vuelta y vuelta, se levanto y abrió uno
de los cajones y regreso con una cuchara, y regreso, se subió nuevamente al
banquito y dijo: “con cuchara se pela más fácil”, así?, respondí incrédulo, y
lo vi retirarle la cascara y me dijo: “ya ves”…yo sólo atiné a sonreír…siempre
asumí que sería mi sobrina la que legará los secretos de cocina de su abuela y
bisabuela, pero creo que será mi sobrino, según mi mamá le encanta ayudar en la
cocina, se entretiene pelando habas, alverjas y pelando papas…nuestra cocina,
nuestro legado, ya tiene heredero.
Love you Matías, mi
chato cara de caigua, mi sobrino querido, mi cuasi fotocheck!
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