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3:30

Irse a la cama temprano o pasada la media noche, nada parece funcionar. El despertar a la misma hora casi todos los días, lejos de ser una molestia, ha llegado a convertirse en un hábito más como lo es el ducharme por las mañanas y cocinar.
El reloj del velador se detiene entre las 3:30 y las 3.33, mis ojos se abren, mi pulso se acelera, puedo ver con claridad a mi gordo durmiendo en la cama contigua, oír sus ronquidos interrumpidos por un jadeo y una respiración que se puede sentir sobre mi rostro, intentar moverse es fútil,  intentar siquiera balbucear es imposible, sólo esperar a que todo termine de la misma manera intempestiva como inició. Hasta aquí, todos dirán es un simple episodio de la tan conocida “parálisis de sueño”, y puede que tengan razón, quizás lo que me ocurre, me convierta en un número más en la creciente estadística de personas que han experimentado y experimentan dicho fenómeno.
Pero, si sólo fuese eso, no me molestaría, ni siquiera le tomaría importancia, pero con el paso de los años, la cosa ha recrudecido,  a veces los episodios son dignos de una secuela de película de terror, de esas de “actividad paranormal”. Hay días en los que a lo descrito anteriormente, se siente claramente como la cama se hunde en distintas partes, como si algo se apoyase y gatease sobre el colchón, otras no solamente siento el peso de algo sobre mi, sino que se ve dibujada una forma humanoide sombría pero lo suficientemente traslucida como para divisar el ropera a los pies de la cama y en otras oportunidades, escucho claramente con una voz gutural y sombría como me preguntan si conozco a tal o cual persona, a veces siento que logro balbucear con dificultar y mascullar monosilábicas respuestas. O sentir que pasan su lengua por mi mejilla cuando me niego a abrir los ojos. Allí dirán, pucha gordo que tal alucinada, deja la hierba que hay poco y somos muchos.
Algunas veces los episodios han tenido un sesgo marcadamente sexual, en los cuales he sentido tocamientos indebidos de todo calibre, algunos más molestos que otros (oh yeah…just kidding). Bueno algunos dirán que mi subconsciente clama por acción horizontal, y los que me conocen dirán: “Shut up bitch, no sabes lo que dices…es Carlos”, y bueno, yo no diré más nada, tan sólo parafrasear una estúpida frase de un amigo igualmente estúpido: “Cuando la violación es inminente, relájate y disfruta”.
Si, y sólo sí, eso fuese lo más creepy que me ha pasado en un episodio de “parálisis de sueño”, hasta me sentiría aliviado, pues cuando el fenómeno ha terminado, y recobro total control de mi cuerpo, me levanto, cierro la puerta del cuarto con seguro y me escabullo en la cama de mi gordo, me acurruco y me pierdo en sus ronquidos, allí me quedo poco más de media hora sin dejar de mirar la puerta ya cerrada sin poder evitar sentir que algo podría entrar a la habitación, luego regreso a mi cama y en el mejor de los casos duermo una hora más. Sin embargo, como lo mencione al principio de este párrafo, si esto fuese lo más creepy, entonces no me preocuparía, pero no es así, hay veces en las que me levanto aun con sueño, me meto a la ducha y cuando estoy secando mi redondo cuerpo tengo moretones en los brazos o rasguños en las piernas, lo cual no ocurre muy seguido…hallelujah pray the lord!
He intentado cambiar mi dieta nocturna, hacer más ejercicio, if you know what I mean, o simplemente irme a dormir mucho más tarde, aun así los episodios han continuado, si bien no suceden a diario son tan intensos, que con ellos tengo más que suficiente. Quizás algún día logre entender la razón de esos episodios, si sólo es un desorden neurológico o algo sobrenatural, hasta entonces, cuando me pregunten si he sufrido de “parálisis del sueño”, responderé con suma holgura: yo no sufro de eso, yo convivo con ello.

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