Ha habido hombres en
mi vida, y no lo digo en el sentido cochino que esperarían todos los pocos que
me leen, me refiero a los hombres que me han marcado de una manera especial,
alguna vez escribí sobre los hombres de mi vida, y en ellos cuento a mi abuelo,
a quien admiro por su integridad, por todo lo que representa, por su fuerza,
por su ingenio, a mi papá, que si bien no fue el padre del año, hoy bien podría
competir por ser el abuelo # 1, a mi gordis que me ha cambiado la vida, el que
esté allí cuando rio, pero sobre todo cuando lloro como María Magdalena
barbuda, pero ninguno podría ser tan significativo como tú…si cómo tú, si algunas
vez te animas a leer esto, ten por seguro que este post es únicamente para ti.
Qué difícil es el
verte casi tan alto como yo, con tu cabello que no es ni lacio ni ondulado, que
difícil es el ver tus tatuajes sobre tu cuerpo escuálido, y no poder darle crédito
a mis ojos…eres un hombre, dejaste de ser ese niño que cargaba cuando lloraba,
el gordito de rulitos, el que rompía mis figuras de caballeros del zodiaco, el
que le daba de martillazos a la única colección de carritos metálicos que me
regalo mi abuelo para mi cumpleaños número 13. Qué difícil el verte crecido,
con tus 22 años, tus aires de chico achoris, tu desorden crónico…tu cuarto me
recuerda al paisaje de New Orleans después de Katrina.
Qué difícil el saberte
un adulto, y no ese pequeño niño que saltaba en mi cama y siempre quería jugar
con mis bloques de lego perfectamente articulados en forma de naves intergalácticas.
Qué difícil es el saberte tan diferente a como eras, tan distinto, de la misma
sangre, pero de diferente alma…que difícil es el verte llorar y más aún el
sentir toda esta culpa por dios sabe que chucha hice o peor aún deje de hacer
para verte feliz…qué difícil es sentirme el peor hermano del mundo, aun cuando
dicen que no podría haberte apoyado más.
Estoy triste en una
noche tibia, terminando este post de mierda, dedicado a uno de los hombres más
importantes de mi vida, al que le daría, un riñón, un pulmón, una cornea y si
fuese necesario mi propio corazón, y al mismo tiempo saber que hay barreras tan
sólidas entre nosotros, y no terminar de entender quien las puso allí, tú, yo,
el tiempo, el destino, nuestros padres, ni mucho menos su propósito ulterior…quisiera
que volvieses a ser ese bebé gordito y de rulitos al que sostenía en mis
brazos, lo arrullaba y jugaba tosco como con Matias…si alguna vez lees esto,
quiero volverte a decir lo mucho que te quiero, que me perdones si te he
fallado, que no te alejes más, que te envidio por ser el “normalito” de los dos
hijos de papá y mamá…que para mí siempre serás mi pequeño hermanito, que lo
único que quisiera es verte feliz, que no sé cómo lograrlo, que prometo
esforzarme más, y no importa si ya no quieres que te cuide, siempre lo haré,
pues te lo digo una puta vez más…siempre serás mi hermanito y te querré con toda
mi alma, y así como tú te has mechado por mí, yo lo haré por ti…y te apoyaré en
las buenas y en las malas, sobre todo en las ultimas…sólo déjame estar allí
para ti…si alguna vez lees quiero que sepas que te amo, y si te carajeo, no es
por placer, es porque quiero y sé que puedes ser mil, millones de veces mejor
persona de lo que yo he sido, soy o seré.
Créeme, encontrare la
forma de que tu día y mi noche lleguen a mezclarse, que el agua que te
representa en vez de agitarse con el viento que soy, se mezcle armoniosamente y
algún día…antes de el hilo de mi vida sea cortado lograré que seamos como esos
hermanos de la televisión, cercanos, unidos, que se vacilan constantemente,
pero que siempre pelean el uno al lado del otro incluso contra la misma muerte.
Esta
noche y a esta hora invoco al Antiguo Poder. Trae de regreso a mi hermano, tráelo
y que permanezca aquí. Poderes de cielo y la tierra, espíritus guardianes de
los cuatro puntos cardinales asciendan y avancen sin ser vistos a través de los
mundos superpuestos. Vengan a mi quien los llama, vengan a mi u quédense aquí…De
sangre a la sangre yo te invoco, sangre a la sangre regresa a mí…mi
pequeño Juan!
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