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Vuelve el perro arrepentido!

Sorry por el título, no se me ocurrío nada mejor!

A veces me preguntan: Y César y tú no pelean? Pues bueno, yo sólo sonrío, y admito que sí, que peleamos casi a diario, que discutimos acaloradamente, pero nada que se parezca remotamente a la Guerra de los Rose. César y yo discutimos por cosas simples, cotidianas y que a veces podrían catalogarse en el gran costal de discusiones por huevadas, si ese sería el término más adecuado, peleamos por huevadas como por qué las camas no están hechas, o los platos, tazas y demás utensilios apiñados en el lavadero o en el escurridor, o por qué la ropa no está bien lavada o bien planchada, o por quién bajará la basura, quién tenía que poner papel higiénico, toallas limpias y/o jabón en los baños, o por qué soy tan neurótico e hiperactivo, mientras que César puede pasarse el día en la cama, o en su defecto tumbado en el sofá vistiendo sus pijamas, también discutimos por los programas de televisión, si le ponemos o no subtítulos, por el volumen excesivo de la música, por las veces en que cocino y me mete mano, o por las veces que demuestro mi cariño “tosco” con un puñete en el brazo o una palmada con demasiado entusiasmo muscular, y un larguísimo etc, muchas de las peleas la inicia mi neurosis genética, esa necesidad de que todo se haga para ayer, el carácter de episodios explosivos de mi bisabuela, haciéndose cada vez más irreconciliable con el modo en que suceden las cosas, muto a niveles astronómicos en mi abuela, quién reniega de todo y con todos, luego paso sufrir letargos cortos en mi madre y volvió a aflorar como un manantial constante este su humilde servidor, aún así nunca nos hemos separado en estos casi 12 años, no hemos tenido esos “breaks” o los “free-passes” que están tan en boga.

A veces simplemente la cago, comienzo a despotricar ira, a gritar, a renegar, a refunfuñar y sólo me calmo cuando mi ritmo cardiaco está tan acelerado que ni el bullicioso transito de Lima puede hacer competencia a mis latidos. Luego como cojudo, me pongo meloso, me acerco a César, le sirvo algo de comer como ofrenda de paz y tururú jajaja…supongo que ese es el meollo del asunto, el factor indeleble y al mismo tiempo asolapado de toda pelea, el sexo de reconciliación, que es brusco y emotivo al mismo tiempo, a que si? A ver, niéguenlo? Ya ven, no se hagan los despeinado pues!

No soy de comprar flores, ni chocolates, ni nada que pueda suponer una especie de “soborno” sentimental, si es que cabe el uso de ese término, en este contexto tan particular. Si bien compro chocolates y otros detallitos, lo hago porque sí, porque un día se me antojo comprarle algo y llego del trabajo, y se lo doy junto a un beso, y espero lo mismo de parte de mi “consorte” (sorry, siempre quise utilizar ese término), asumo que más importante que entregarle un presente a una persona a la cual ofendiste ya sea por tu carácter endemoniado, o porque asumiste tener la razón sin escuchar una explicación razonable, es el pedir disculpas sinceras (no aplicable para “pegalones”, “maltratadores” y demás). Pero si para novias/novios/amantes/parejas/machucafuertes, etc, con un personalidad por decir lo menos, difícil.

Hace algunos días un amigo la “cagó”, no nos quiso decir que había hecho o dicho a su novia, pero tenía planeado comprarle flores o un peludo o algo como muestra de arrepentimiento, así que en una comitiva especial e improvisada tres machos alfa (dizque machos castigadores) y un gay fosforescente, emprendimos rumbo a una aventura casi tan épica como la de la comunidad del anillo, acompañando a Frodo a arrojar el anillo en Mondor jajaja. Fuimos a Rosatel, no nos gusto nada, los pecluches eran por demás pequeños, los precios exorbitantes, así que uno de los machos alfa sugirió ir a Detalos, pues allí podríamos comprar un ramo de flores, el resto de la manada solo asintió, caminamos en los predios oscuros y plagados de autos con manchas de lluvia, petrificados en la zona de parking de Metro, y otro macho dijo que las flores es hermosísimas…ya se imaginaran como lo hicimos leña, pues ese comentario podría venir de mis labios sin que nadie lo censure, pero viniendo de un supuesto macho peruano que se respeta, pues, quemado te veo jajaja…llegamos a la entrada del supermercado y oh maravilla, ya no había una florería en la entrada, nos aventuramos con ánimo a buscar un globo y luego chocolates, los globos estaban espantosos, así que fuimos a la sección de chocolates, nuestras sugerencias rebotaban una a una, ya que el macho líder (osea el que regresaría como perro arrepentido, a semblanza de la canción interminable del chavo), las descartaba una a una, que sí esos chocolates no eran románticos (osea otro comentario heteroflexible en potencia jajaja), que si tenían nueces y a su novia no le gustaban, una vez más abatidos por no poder elegir nada, nos enrumbamos a DO IT, nada satisfacía sus expectativas, el macho amante de flores decía: decídete carajo, pero no sugería nada más, el macho que sugiriese ir a Detalos, realizo una pesquisa exhaustiva del lugar y de uno similar que no recuerdo el nombre, combinando accesorios con suma facilidad y comentarios poco masculinos como “éste está precioso”, “éste combina con esto” y cosas por el estilo jajaja (no digo…el que no cae resbala jajaja), en fin, terminamos comprando unos aretitos y un collar, nos despedimos, los tres machos alfa se fueron a jugar futbol para reafirmar su estatutos de heterosexuales aguerridos, yo me fui a mi casa con una sonrisa en mis labios, a preparar la cena y con una visión nueva de mis amigos, a quien desde ese episodio, entiendo mejor y aprecio mucho más.

Imagino que más que el detalle, esa cara de arrepentimiento y esa mirada que simplemente gritaba: “Lo siento, la cagué mal, perdóname”, le debe de haber dado mejor resultado.


Supongo que todas las parejas tienen una mecánica distinta, pero todas (heterosexuales, gays, lesbianas, transexuales, asexuales y demás) tienen algo en común, uno de ellos siempre la caga y tiene que pedir perdón, el cómo y el cuándo, depende de cada uno. Lo más conmovedor de este hito en mi vida cotidiana, es que para mis amigos, estos hombres heterosexuales exclusivos, mi pareja gay pueda ser equiparada con sus propias relaciones de pareja, el trato de igualdad que me brindan es algo que da fuerzas para seguir luchando por el cambio, desde esta mi trinchera virtual, y obviamente también desde mi salón de clases.

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