El Wiccan Rede que marca la pauta de mi credo es
tan sencillo que se reduce a ocho sencillas palabras “An ye harm none, do what ye wilt” o en buen
cristiano: “Si no lastimas a nadie, haz lo que quieras”, y si lo quieres poner
más sencillo aún, puedes tomar a San Agustín con su frase: “Ama y haz lo que
quieras”, y es que quien ama procura la
felicidad del otro.
En nuestro caso particular, como docentes, la
labor se hace un poco más difícil que para el común denominador de mortales, y
es que no sólo enseñamos un curso en particular (en nuestro caso un idioma),
sino que también inculcamos valores: puntualidad, respeto y sobretodo
tolerancia. Y créanme que es sumamente difícil,
el procurar la igualdad e incentivar el valor de la tolerancia en un país con
tan poca de la misma y mucha ignorancia, es muchas veces una labor titánica.
No es secreto que soy gay por los cuatro
costados, fuera del closet, felizmente en pareja y militante de la causa de la
comunidad GLBT y por ende me duele, me vulnera sobremanera cuando los
prejuicios inherentes al ser humano transciende y se filtran sin pudor alguno
del cerebro de un interlocutor (distraído o en pleno uso de su razón) y se
traducen en palabras y “bromas” que pueden resultar graciosas para algún@s y
extremadamente ofensivas para much@s otr@.
El ser profesor en el Perú, es quehacer que
requiere una pizca de ingenio, un puñado de paciencia, un kilo de diplomacia y
una camionada de tacto, y es que un comentario homofóbico, en estos momentos en
que el Perú se debate entre las aprobación o el descarte de la Ley de Unión
Civil, y con numerosos casos de homofobia denunciados a entidades como el
Indecopi, en los cuales últimamente se ha resuelto a favor del demandante, pues
ningún profesor se puede dar el lujo de caminar sobre el delgado hielo de un
comentario desatinado. No a la homofobia, lesbofobia, ni transfobia, no a la
discriminación por ningún motivo. Si alguien va a utilizar un ejemplo en clase
que sea un ejemplo neutro, o que se burle de uno mismo, como lo hago yo, que
bromeo con mi peso o utilizo mi adicción al chocolate y a las salchipapas para
formular ejemplos variopintos.
Hoy en la página NO TENGO MIEDO, apareció un
post con nombre y apellido, y aún cuando no estoy del todo seguro de que la
persona involucrada haya proferido menudos comentarios contra los miembros de
la comunidad GLBT (espero que no haya sido cierto), no puedo dejar de sentirme
vulnerado, sentirme menospreciado y atacado. Ser homosexual, no es algo que
desmerezca la calidad humana, es sólo una variante a la ya extensa lista de
variantes del factor “humano”.
Hoy me siento apenado, y ira bullente en el
pecho, y es que todos saben que los principios primigenios de mi moral son la
libertad y la tolerancia, y ambas deben estar estrechamente ligadas. Soy un
profesor, soy gay y por encima de todo eso, solo ser humano y me duele la sola
idea de que un profesor haya hecho sentir a un alumno (y peor aún un
adolescente) menospreciado por si simple condición de homosexual.
Mis raíces Pedagógicas Maristas afloran más que
nunca en momentos como estos, por lo que quiero terminar este post con la frase
de Marcelino Champagnat: “Para educar hay que amar”, y tengamos en cuenta que no
se puede amar sino se aprende a tolerar la pluralidad del ser humano.
An ye harm none, do what ye wilt...so mote it be!
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