En casa del herrero,
cuchillo de madera…nada más preciso para ejemplificar las carencias locales.
Quien me conoce sabe que no soy mucho de discutir ni de religión, ni de política, lo mío es la comida, el trago y lo recco...recco de la vida como dice mi amiga Sunshine. Aunque a veces no te queda de otra, sobretodo si te bombardean con la misma cantaleta todos los días.
Hoy me encontré con
una noticia en dónde la cuestionada periodista Leiva, rompe en llanto
al ver escenas donde se ven a ciudadanos Venezolanos durmiendo en el suelo. Lo
que me hace pensar, llorará de la misma manera al revisar las estadísticas
anuales del INEI o al ver a niños muriendo por el friaje en Puno, o quizás a
los niños y adultos mayores en estado de abandono, o quizás haga campañas para
que los casi 3 millones de peruanos radicando en el extranjero, muchos de ellos
con situaciones migratorias inciertas, opten por los mismos beneficios de los
ciudadanos de dichos países.
Deberíamos de señalar
que, hoy por hoy, la población del Perú supera los 32 millones de habitantes,
pero lo más preocupante es el índice de pobreza total que asciende al 21.7%
(INEI), por lo que me resulta increíble – al menos para mí – que la prensa
solicite de manera casi intransigente que sigamos apoyando a los inmigrantes
Venezolanos que han visto en Perú la mejor opción para iniciar una nueva vida,
debido a la situación insostenible que se vive en su país.
Nuestro país no se
encuentra en posibilidades de albergar al casi medio millón de inmigrantes de
los cuales ni siquiera la mitad de ellos cuenta con un Permiso Temporal de
Permanencia (PTP), y muchos han entrado al mercado laboral recibiendo sueldos
bajísimos, lo que ha ocasionado serias repercusiones sobre la PEA del Perú, ya
que para las MYPES y PYMES es mucho más rentable contratar los servicios de un
Venezolano al que no le dan los beneficios de ley exigidos para los empleados peruanos,
además de que debemos de considerar la desaceleración de la tasa de la reducción
de la pobreza y el declive de la economía interna como lo mencionase el
economista Oxfam Armando Mendoza.
Y quizás al leer este
post, me tilden de xenófobo, pero me parece indignante que una persona que ha
huido de su país buscando una vida mejor, de declaraciones a la prensa exigiendo
al gobierno peruano que se les garantice educación gratuita y acceso a los
servicios de salud, beneficios a los que no todos los peruanos tiene acceso hoy
en día. Y me dirán, eso no es cierto, no tienen SIS, a lo que quisiera acotar
que la Superintendencia Nacional de Migraciones informó expresamente que los ciudadanos
venezolanos con PTP pueden atenderse en los hospitales del Estado y acceder a
programas como el SIS, además de continuar sus estudios primarios y
secundarios, asimismo se les brindo la facilidad de que sus títulos universitarios
fuesen convalidados, lo cual me parece injusto teniendo en cuenta que si un
compatriota requiere hacer lo mismo en el extranjero, deberá de hacer trámites
engorrosos y hacer pagos para completar dichos trámites. Del mismo modo, es imperativo señalar que el acceso a la Educación
Superior Publica en Venezuela está garantizado de manera gratuita para todos
los ciudadanos, caso que no ocurre Perú, donde la mayor oferta de educación superior es privada y por ende no todos pueden acceder a ella, ya que debido a las carencias socioeconomicas muchos jovenes tienen que trabajar desde temprana edad para ayudar en el hogar.
Y sí pues, me hinchan las gónadas los comentarios tan variopintos y abundantes con que uno se encuentra
en todas las redes sociales en los que muchos se rasgan las vestiduras por los
inmigrantes Venezolanos, con comentarios que van desde “Pobrecitos” hasta acusaciones
de Xenofóbicos a todo aquel que ose quejarse de ellos y exigen que seamos más
comprensivos y que dejemos la paranoia, etc, etc. Sin embargo, no veo a ninguno
de ellos haciendo de sus hogares un albergue de refugiados, ni los veo donando
su sueldo a obras de caridad. Creo que primero deberíamos de subsanar todas las
carencias de nuestro propio país, para poder tener la suficiente estabilidad
como para brindarle cobijo y asistencia a quienes han huido de su país – como dicen
muchos – sin lucharla para derrocar a la opresión.
En fin, en cuanto a mi
concierne, creo solemnemente que todos y cada uno de los inmigrantes, al margen
de su nacionalidad, deben de entrar a un país con los documentos apropiados y
romperse el lomo trabajando por salir adelante sin exigir al país que los acoge
beneficios que han perdido en sus países de origen y tampoco criticar las
acciones que el gobierno tome medidas (exigir pasaporte) para garantizar el – ya
mermado – orden interno.
Primero Nosotros y de allí si se puede, se ayuda.
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