Dicen que las personas buenas conocen personas buenas, para
hacer de su vida un contingente contra los males del mundo. Sin embargo, yo que
no soy precisamente la persona más buena del mundo, es más tengo un montón de
defectos, un poco de bipolar, un poco de insolente, un poco de quejumbroso, un
poco de perezoso, un poco de engreído, un poco de agresivo, un poco de este, un
poco más de aquello, he llegado a conocer personas maravillosas en mi vida. Quizás
es un regalo de los dioses, del destino, de la vida, para mostrarme que ni yo
soy tan malo, ni tengo porque estar tan solo en este trayecto que me ha tocado
transitar.
Hace casi tres años fui transferido, a solicitud mía a una
sede más cercana del instituto para el que laboro, y al que le tengo camote aun
cuando haya cosas que me crispen los nervios y me hagan hervir la cabeza. Al principio,
con mis audífonos a todo volumen, pensé que no llegaría a hacer amigos con
nadie, que mi obsesiva puntualidad me haría el bicho raro del lugar, además que
de por sí yo soy raro en todo aspecto jajaja.
Pero un buen día, por estar pensando en la inmortalidad del
mosco, deje un documento en una de las aulas y una señorita muy amable, lo
encontró y me lo devolvió con una sonrisa cálida, otra hubiese sido la historia
si dicho papel lo hubiese encontrado alguien más, pero gracias a los dioses,
fue Maria Cristina, al día siguiente le compre una barra de chocolate Milky de
la Iberica, los que por cierto me encantan sobremanera y se lo obsequié, esa
fue mi manera de darle las gracias. Poco a poco me incorporé a su pequeño grupo
compuesto por Maricris, como le decía y ahora con toda confianza yo también lo
hago, Maria Del Carmen, más conocida como Machi y Henry, se sentaban cerca a
una de las computadoras de la sala de profesores a escasos centímetros del
anexo, que por cierto repica cada vez con más frecuencia jejeje. Maricris tiene
una personalidad efervescente, es leal, arrebatada, de gran corazón, celosa con
sus amigos y con ideas firmes, estaba de novia con Alex, a quién conocí un poco
más cuando compartimos una experiencia academica, nos sentábamos en pupitres
contiguos, y con el hacíamos escuetas bromas y compartíamos una meta en común,
pasar el CAE, cosa que logramos, pero, sin duda alguna era Maricris con quién
más afinidad desarrollé.
Este sábado estas dos personas con gran corazón, que se han
encontrado en este tiempo y espacio, unirán sus vidas en santo matrimonio, y no
podría estar más feliz por ellos, la he acompañado como si fuese mi hermana a
probar (en realidad a atorarme de muestras) tortas, hemos visto vestidos,
zapatos, peinados, bouquet y todas esas cosas que se hacen con una hermana, así
la considero, y aunque no se lo digo con frecuencia, es una persona muy
importante en mi vida y espero que la vida les sonría siempre (Maricris y Alex
y a los futuros niños/niñas que de seguro no tardarán en venir), y sé que
aunque no lo diga, está nerviosa, pero quiero que sepa que todo saldrá bien, y
si no lo arreglamos sobre la marcha, que para esos estamos los amigos, no sólo
para la chacota y los comentarios en doble sentido, los cebichitos en la
esquina, las yuquitas…en las buenas y en las malas, ahora y siempre, aquí me
tienes, a veces más loco que de costumbre, pero siempre tu amigo.
Te veré mañana vestida de blanco dando pasos en cámara lenta
a lo largo del pasillo, a encontrar la mano del amor de tu vida y estarás
radiante y ya en la fiesta, bailaras y botaras todo el stress de los
preparativos, y al final de la velada, dirás, valió la pena el esfuerzo, todo salió
de la pm…y si no lo dices en voz alta, de seguro con tu mirada desbordante de
alegría lo dirás. Te veo mañana, mi Maricris, y no diré mi amiga, ni mejor
amiga, mejor, diré, Maricris, mi cuasi hermana.
PD.: Espero te guste el detalle que recibirás mañana muy temprano...aunque tengas que madrugar jajaja
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