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Que viva el...

Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz, de haber nacido en esta hermosa tierra del sol, donde el indómito inca prefiriendo morir lego a su raza la gran herencia de su valor…(Vals de Manuel “Chato” raygada B.)

Sé que dirán, este gordito se fumo el grass pasmado de Arequipa y dejo su ataviado color rosa y lo cambio por Rojo y Blanco, pues, un poquito nomás jajaja…y es que como no reconocer mis raíces, el tener de inga y de mandinga, el tener sangre piurana, negra, huarazina, puneña y limeña, y de alma multicolor por si las moscas.

Hace casi doce años camino de la mano de un ser humano increíble, alguien que me hace reír con tanta euforia como me hace renegar, un ser humano a quien admiro intelectualmente y a quien amo y deseo a toda hora del dia, si, ya, ya, sé qué dirán: “¿qué paso?”... “te estás mandando de hacha a tu gordis”, o quizás se estén preguntando “¿cuándo es el matrimonio?”…la verdad es que, en el mejor de los casos, ese día está muy lejos aún, pero a la mela, estamos juntos hace más de una década…eso quiere decir en cálculos matemáticos: 4380 días y otros tantos kilos jajajajaja…y por ende al pasar el tiempo, hemos constituido esta dinámica tan sui-generis tan nuestra y hemos estrechado lazos con los respectivos miembros de las familias que nos vieron nacer y crecer.

No es secreto para mis amigos, que mis hermanas y mi hermano aprecian mucho a César; ni el hecho de que mis padres – a pesar de la corta diferencia generacional - , lo consideran un hijo más,  y hasta mis abuelos le tienen una estima especial, pero este proceso dinámico de afectos enraizados en la cotidianidad es reciproco, y también la familia de mi gordis me aprecia mucho, o al menos eso es lo que me hacen sentir cuando nos visitan o los visitamos.

Su papá y yo compartimos la pasión por buscar información en Internet, con su mamá cocinamos juntos, intercambiando recetas y trucos, y nos presenta como sus hijos a amistades y vecinos. En esta última visita a Arequipa, las cosas fueron aún más cercanas, su tío (General del Ejercito)- quién me llama Ché Carlitos, Dios sabrá por qué – me invito a su casa a tomar desayuno, su esposa me regalo un molde de queso de una variedad especial y un frasco de encurtidos que ella misma preparó, me dijo que la próxima vez me enseñaría a prepararlos, así como sus macerados de pisco y frutas, su tía (hermana de la mamá de César), me pidió enérgicamente que no le diga señora, sino tía, pues yo era su sobrino y punto, su esposo puso a mi entera disposición su bar (perdió con este generoso gesto jajaja, pues casi le doy fin a un anisado italiano y a una botella de amaretto…oops I did it again), sus primos y primas me dicen primo, y cada vez que sus familiares llaman a la casa lo primero que hacen es preguntar: ¿cómo está Carlitos (osea yo jejeje)? y terminan la conversación mandándome besos y abrazos.

Así que en estas últimas mini-vagaciones me adjudique una nueva tía, un nuevo tío, más primos y primas y sobre todo mucho afecto. César solo sonríe y me dice que le encanta que estemos en ese punto de nuestra vida en que somos una familia de a dos, y que nuestras familias con gestos pequeños, pero significativos nos brinden su apoyo incondicional.


Viva el Perú, viva la familia, mi familia, su familia, nuestra familia…que viva el amor. 

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