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El Poder de Tres

Tuve la suerte de tener tres hermanas con quien en mis años mozos pelee, discutí, jugué y también competí. Ser el hermano mayor, pues, fue difícil sobre todo teniendo a tres terremotos como hermanas jajaja…Rosa o Nana como le decimos desde chica, siempre fui la más extrovertida, la independiente, la fuerte de la familia, Graciela o Chela como siempre le hemos dicho era la introvertida, la estudiosa, y Verónica o Vero es la traviesa, la palomilla del grupo, siempre las considere como los tres puntos de un triángulo equilátero, el “Poder de Tres”, y aunque ellas no profesan el culto Wiccan, para mí siempre serán la Diosa Una y Trino: la Sabia, la Madre y la Doncella.

No puedo negar que durante mi niñez me sentí excluido muchas veces, tenían códigos secretos traducidos en miradas, sonrisitas tontas y hasta señas que sólo ellas entendían. Una infancia con hermanas y hermanos es sin cuestionamiento alguno, genial…no hay nada mejor que saber que tienes a alguien que te cuida las espaldas, con quien planificas travesuras, con quien peleas hasta el cansancio y que nunca dejes de amar.

Al llegar la adolescencia, las diferencias se acentuaron, sin embargo, el amor que nos tenemos nos hizo fuertes como familia, llegamos a tener eso que se conoce como el Poder de cuatro, a lo que se sumaría años más tarde mi hermano Juan. El nació 11 años después que yo, y 6 años después de Verónica, por lo que la relación con él es totalmente distinta a la que tengo con mis hermanas. Sin embargo cuando estamos los 5 no hay nada que no podamos hacer, y entre bromas, jodas y pleitos, seguimos siendo un “aquelarre” poderoso.

Si bien, el vínculo hermético que comparten entre ellas es increíblemente poderoso, pues mi vínculo con ellas es en resumidas cuentas, sui generis, Cuando Rosa salió embarazada compartíamos antojos, muchas veces aun sin estar en la casa teníamos esos arranques de conexión psíquica que son difíciles de explicar, recuerdo que un día estaba con mi mamá haciendo el mercado y vimos chirimoya y le dije, asu que rico, hay que comprar tengo un antojo bárbaro de chirimoya desde esta mañana, cuando llegamos Rosa se abalanzó sobre ellas diciendo: “como supieron” ayer soñé que comía chirimoya…osea?! Jajaja, menos mal me dejó una! Cosas similares se me han sucedido con Verónica quién fue la segunda en salir embarazada y ahora último con Graciela cuyos 4 meses y medio de gestación han revuelto mis hormonas de manera insospechada, cuando estoy cerca, basta con solo mirarla y los dos decimos a la cuenta de tres nuestro antojo y siempre coincide, quizás yo no forme parte del Poder de Tres, pero me siento ligado a él, con él y en él.

El día de ayer Domingo, llegué temprano a visitar a mis abuelos, y mis padres y bueno los antojos nos bombardearon casi de inmediato. Nos la pasamos comiendo, riendo, vacilándonos, como cuando vivíamos todos juntos. Adoro pasar tiempo con mi familia, con mi mamá y papá, con mi abuela y abuelo, con mi hermano, con mis sobrinos y mi sobrina, pero lo que más me re-energiza es una buena plática con mis hermanas, una mañana cocinando con ellas, contando chistes, viendo tv, comiendo marcianos, y todo lo que se nos antoje y luego le echamos la culpa a la embarazada de turno jajajaja…I love my sisters, el Poder de Tres me hará fuerte, mote it be!


Rosa tiene dos pequeños: Ariana y Matías, Vero tiene uno: Nicolás y Graciela tendrá una pequeña: Vania. Quizás ellos no logren tener re-constituir el poder de tres que sus madres ostentaron, pero si nace uno más tendrán algo que nosotros tenemos: El Poder de Cinco, y una infancia genial! 

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