Siempre me han reventado el hígado las visitas sorpresas, los paracaidistas como decía mi abuela, me llenan de cólera, y es que a mí no me gusta que vengan a la casa sin aviso previo, pues mi parte de anfitrión más quisquillosa no admite el recibir a alguien en la casa sin tener algo rico que invitarle, aun cuando me salgan con la sandez: “lo importante es la compañía”, bueno ese dicho nunca ha sido vigente para mi, pues está bien que se goce de la compañía de amigos y familiares, pero nada como tener todo limpio, listo y arreglado para recibirlos de la misma manera que esperas que ellos te reciban en su casa. Y es que mi gen de wedding planner se ha diseminado al punto de que todo lo planifico con por lo menos dos semanas de anticipación y si es una reunión especial, pues con un mes como mínimo. Y es que hay que cuidar todos los detalles, desde la comida y bebida que sería el “core” de la reunión, hasta las servilletas, el menaje, la decoración, etc, etc, nada puede quedar a la s
Escribiendo lo que pienso, lo que hice y lo que hago!