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Encrucijada

Sin lugar a dudas eres el hombre que más me ha hecho reír y al mismo tiempo sufrir.

Que pase el desgraciado diría la tía Laura!

Desde que te conozco tus cambios de ánimos son más confusos que los desvíos de tránsito de Lima, a veces me pregunto si tú, al igual que yo, sufres de desorden disociativo de la personalidad, o sólo eres un “huevón”…nuestra relación se podría resumir como el título “La Guerra y la Paz” de Tolstoi, y es que a veces eres una persona sumamente interesante, conversar contigo es genial, hasta llegamos a acuerdos en nuestros tan mixtos y divergentes puntos de vista, y otras simplemente la cagas.

Supongo que el alcohol es el que te hace hacer tantas cojudeces juntas, supongo que es ese amor que te tengo, el que me impulsa a justificar cada desatino tuyo, y que a pesar de que me hieres, siempre te trato con respeto y con cariño, procurando que mi existencia te resulte agradable y hasta cierto punto espero que estés orgulloso de mi.

A veces me pongo en situaciones totalmente ajenas a mi naturaleza, tan sólo para que me digas que me quieres, que rías conmigo, que me acompañes al cine, aún cuando sea para ver esas películas de acción, donde hay muertos desde el primer minuto de iniciada, y las odio, prefiero las comedias y las películas de terror, pues estar asustado, me recuerda a mi niñez, a mi adolescencia, y a ciertos episodios esporádicos de mi vida de adulto.

Cuando estas alrededor procuro obedecer, darte tu lugar, ser amable, invitarte a la conversación, consultar tu opinión acerca de esto y de lo otro, aún cuando todo lo tenga resuelto de antemano, o lo que es peor aún, que la situación en cuestión me llegue al izquierdo…supongo que te quiero mucho, de una manera enfermiza, de un modo con que se profesa obediencia al caudillo aún cuando sabes que todo se podría ir a la mierda en un santiamén.

Hemos llegado a ese punto de la relación, en que ambos aceptamos los defectos del otro, aún cuando los tuyos sean realmente punibles, asumo que hemos llegado a ese punto de la relación en que se que no puedo estar totalmente tranquilo, y que en algún momento nuestra “dicha” se tambaleará y se caerá como un castillo de naipes frente a una ventana abierta en pleno invierno.

Mi mamá también te quiere, o al menos eso presupongo, mis hermanas también lo hacen, aunque ya están hartas de la forma en que a veces despotricas y hasta “freakeadas” de todo el alboroto que pues llegar a ocasionar. Mi hermano, siente algo que está en borderline entre el amor y el odio. Mis sobrinos te adoran, pero cuando estallas te tiene miedo.

Ahora que la casa en donde vives me pertenece a mí, y sólo a mi podría sacarte si lo desease, es más ganas no me faltan, pero luego se me remuerde la conciencia…que joda es tener sentimientos, que joda es no ser un maldito!

Ya una vez nos hemos ido de las manos, te he empujado tan fuerte que hasta me dio miedo, y no quiero volver a hacerlo, supongo que ese sentimiento de culpa, ese sentimiento de saber que soy más fuerte y podría lastimarte seriamente me detiene…pero llegado el momento quizás lo haga, no lo sé, después de todo, fuiste tú quién me engendro, con tu carácter beligerante, con tu rancio carácter, con tu violento proceder.

Veremos que sucede, quizás me convenzas una vez más con tus disculpas, con un abrazo, con tu mano sacudiendo mi cabello como cuando era pequeño y te enseñaba un 20 en mis exámenes…supongo que seguiré sintiendo que eres un mal padre y que por ende yo soy un mal hijo, supongo muchas cosas, pero no sé qué sucederá a ciencia cierta, y tampoco me siento muy motivado por averiguarlo.

Quisiera decirte tantas cosas, pero se me entrecorta la voz, te quiero, en verdad lo hago, pero a veces también deseo golpearte con lo primero que encuentre, o por último que me digas que me aborreces por completo y así podría dejar de mirarte, de hablarte…dejaríamos de existir el uno para el otro y asunto arreglado, pero, creo que no será tan fácil.

Bueno, a comer chocolate, tomar coca cola helada, escuchar música a todo volumen y bailar en calzoncillos, moviendo mis jamones al ritmo de la música, sosteniendo estas lágrimas hasta que llegué mi gordis y me abrace y me dé un motivo para sonreír en este día tan horrible.

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