Ahora que he reencontrado a muchos de mis amigos de la etapa
escolar, los desconozco, a veces hasta me asusta lo diferentes que son hoy en
día, ellos se han vuelto decentes y yo me he vuelto un candidato fijo para ser
internado en alguna clínica de “rehab” jajaja.
A veces me ponen de muy mal humos, y es que me salen con
cada palomillada: Yo no bebo, no fumo, no bailo pegadito”jajaja, si como no! Ya
pues no me jodan con sus huevadas y sus timos. Estoy harto de que mis amigos,
bueno los que alguna vez llame amigos, hoy me salgan con tamañas cojudeces
como: “Yo no bebo alcohol”, carajo, encima de viejos se han vuelto aburridos, y
no me vengan con esas cosas o ya no se acuerdan cuando se iban a la casa de N. los
viernes a tomarse 4 botella de PUNTO G o porquerías por el estilo, ya que las
propinas no les alcanzaba para tomar buen trago. Y ni que decir en los “Quinceañeros” allí parecían
esponjas humanas absorbiendo todo el licor disponible, y terminaban bailando el
mesa, agarrando con un pata que ni les gustaba, vomitando apoyad@s en un poste,
o las más monses embarazas. Y ahora me viene con eso, de yo no bebo, soy
Cristiano, ósea hello, hasta dónde yo sé en el tiempo de Jesús se tomaba harto
vino, sino explíquenme lo de las Bodas de Cana, o la última cena, de que
chupaban sino también se lo tomaban, así que no me vengan con esas cosas, como
cosacos lo hacían, aunque como no habían venido al nuevo mundo (América) no conocían
la caña de azúcar y por ende no había Ron, mejor díganme yo no bebo porque le
hace mal a mi hígado, porque tengo mala borrachera, porque me vuelvo “cualquierita”
con dos copas o simplemente porque hago huevadas estando borrach@ y luego borro
cassette, eso sí lo puedo aceptar.
Y eso de yo no fumo, pues no se acuerdan cuando se ponían en
circulo y se pasaban el cigarro de mano en mano para darle una “pitadita” cada
uno, porque no alcazaba para comprarse una cajetilla, y después se “caleteaban” el “porrito de
marihuana” al cual el daban curso, no necesariamente en el “Jueves de Pavita” jajaja,
que viva San Fernando carajo! Yo admito que he fumado marihuana unas cuantas
veces pero no en el cole ni en la universidad, mi vida alcohólica y de “fumón”
llego mucho después.
Y que tal eso de yo no bailo “perreo”, ya pues, como diría
Don Ramón: “Vuelve la burra al trigo”, y es que reconozcámoslo lo que bailábamos
era más “pendeivis” que el “perreo”, o no han leído bien las lyrics de las
canciones Teckno de nuestra época escolar, eso de “Short dick men”, “Position
#9”, y “I wanna have sex on the beach” jajajaja, si bien los movimientos no
eran tan pélvicos como los de ahora, las letras si que estaban candentes,
además esas coreografías las hicieron con el uniforme de colegio en el parque
con sus enamorados, y es que “la vaca no se acuerda cuando fue ternera”, yo por
el contrario si podría decir que no bailo “perreo”, en realidad yo casi no
bailo, no tengo ni ritmo, además mis caderas tienen vida propia, pueden
descontrolarse y causar accidentes, así que mejor me mantengo alejado de la pista
de baile, y ya sé que dirán: “ les dices a tus amigos del colegio que no sean
frescos y admitan que en el colegio se emborrachaban y bailaban como
degenerados, y tú?”, bueno yo en el colegio era monse, mejor dicho, un imbécil
total, no iba a fiestas, nunca me “tire la pera”, no tuve agarres en la casa de
mis amigos jugando a la botella borracha, cuando mis amigos estaban hablando de
quinceañeros, yo ya tenía pareja y tiraba tres veces por semana jajaja, tomen
mientras…mientras ustedes jugaban “Play” o al “Taco” a dos y tres soles la hora
respectivamente, yo estaba jugando en el ring de las cuatro perillas, y mis
propinas las gastaba en condones.
Yo no “mariconeo”, ya pes no sean palomillas, que si bien en
el colegio no lo hacían tanto como lo hacen ahora, igual lo hacían, se mandaban
indirectas de todo calibre, aunque con el tiempo descubrí que muchos llegaban a
calibre “estándar” a duras penas, como diría Claudia D. ( una amiga de Brit): “Qué
Pobreza, por Dios!”. Si bien yo he sido gay toda la vida, y a veces muy
delicadito, también tengo mis arranques de extrema masculinidad, esos que hasta
a mi me sorprendían jajaja, pero, al menos yo no terminé vistiéndome de mujer,
con el cabello rojo largo y lacio a mil, con un vestido ajustado y con un
nombre de batalla que rima con garganta profunda, ni tampoco me ampayaron en mi
casa teniendo sexo con un amigo, estando comprometido para casarme a los dos
meses de ocurrido el “incidente”, ni
mucho menos me vieron en una página de contactos gay (Manhunt) describiendo cuánto
mide mi pene, ni mis prácticas sexuales favoritas después de haber sido el rompecorazones
de la promoción. Y que hay de aquellos que vivieron en cines y salas de video
porno, de discoteca en discoteca y hoy claman ser cristianos a los que el sexo
es lo único en su lista.
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