Y con garras mugrientas y dientes empapados con una saliva espesa tan llena de egocentrismo y sed de poder, acertaron su ataque final, lamiendo las resecas venas de la democracia y la justicia. Y cuando la noche parecía negra como piel de lobo, las linternas se encendieron, las cacerolas resonaron y los gritos rasgaron el horizonte, miles marcharon, sus pasos retumbaron en las calles, sus carteles plasmaron la indignación de un pueblo que ya se canso de partirse el lomo trabajando dignamente para que ellos vivan a sus anchas, sus cantos se volvieron las nuevas estrofas de nuestro Himno Nacional. Hoy, la bandera se vuelve más roja que blanca con la sangre de los tres jóvenes asesinados por quienes deberían defendernos. Y el corazón se me estruja, se me caen las lágrimas, se me revuelven las tripas, hoy me lleno de repudio, de uno que causa arcadas que reacomodan los órganos. Hoy, la ciudad respira humo y derrama lágrimas, hoy todo huele a caos, a alcohol y vinagre, hoy huele a muer
Escribiendo lo que pienso, lo que hice y lo que hago!