Hoy hubiese salido súper rápido del trabajo, apresurado a abordar un taxi al que había llamado ni bien sonó el timbre de mi última clase. Hoy hubiese cambiar la escena arquitectónica de San Miguel, que conozco tan bien, y hubiese cruzado los dedos porque no me toquen muchos semáforos en rojo. Hoy hubiese ido presuroso, con calor, cansado y con hambre a casa de mi madrina. Hoy hubiese subido los tres pisos de escaleras empinadas de dos trancazos, hubiese saludado a quienes estuviesen en la sala charlando, de seguro a mis padres y a mis abuelos, a mis tías y a mis primas, y me hubiese escurrido con mi redonda humanidad por el pasadizo estrecho hacia la cocina solo para abrazarla. Hubiese visto su sonrisa tan cálida como el fogón de su cocina, y sus ojos siempre brillantes cuando me veía parado en la puerta de la cocina, gritando feliz cumpleaños. Hoy la hubiese abrazado, y hubiese cenado su deliciosa comida: hay tanto de dónde elegir, pero hoy se me antoja un seco de pollo con su tamal
Escribiendo lo que pienso, lo que hice y lo que hago!