Ayer nos hubiésemos abrazado con mucha fuerza, nos hubiésemos dado un beso en la mejilla, como los que siempre me has dado desde que tengo memoria…ayer hubiésemos comido algo sumamente delicioso, sin importarnos siquiera el incómodo calor y te hubiese oído decirle a mi abuelo chato y a mi abuela hermana, y reír de la manera que aún resuena en mis memorias más límpidas…pero las cosas no siempre suceden como uno las planea, como uno las imagina…las cosas a veces cambian su rumbo como una pelota lanzada al arco, como una flor desprendiéndose del árbol y arremolinándose sutilmente hasta posarse sobre el suelo, la vida traza sus propios caminos como las lágrimas cobre mis regordetas mejillas mientras escribo este post. Y quisiera haber pasado el 28 celebrando tu cumpleaños, el Año Nuevo Chino, pero no fue así, pues te nos fuiste en el mismo mes que naciste, con el mismo sol incandescente, pero con mucho más amor del que creo que podré cosechar en mil y una vidas. El 14 de enero te dije a
Escribiendo lo que pienso, lo que hice y lo que hago!