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Mostrando entradas de 2018

Un día para recordar

Siempre nos quejamos de las limitaciones del ser humano, de lo efímera que puede ser la vida, que en un abrir y cerrar de ojos nos hacemos viejos, y estamos cansados y achacosos…pero te has puesto a pensar en que ese pequeño tiempo que permanecemos sobre la tierra, está lleno de emociones que van desde las que te rompen el corazón, hasta aquellas que lo reconstruyen, lo sanan y le dan ese electroshock que necesita para seguir viviendo. Hace 60 años, dos jóvenes provincianos, él de un hogar con una madrastra digna de ser una caricatura de Disney junto a la Reina mala y ella de un hogar con un padrastro que por decir lo menos, malo, se conocieron en Lima y se prometieron en matrimonio, el tenerse el uno al otro, el amarse y respetarse y el tener una familia grande y unida, y hoy día creo que pueden mirar a ambos lados y decirse con una sonrisa que lo lograron. Hoy pudieron ver a sus hijos, hijas, yerno, cuñada, hermana, sobrinas, sobrinos, nietos, nietas, bisnietos, bisnietas, sobrina

Primero Nosotros

En casa del herrero, cuchillo de madera…nada más preciso para ejemplificar las carencias locales. Quien me conoce sabe que no soy mucho de discutir ni de religión, ni de política, lo mío es la comida, el trago y lo recco...recco de la vida como dice mi amiga Sunshine. Aunque a veces no te queda de otra, sobretodo si te bombardean con la misma cantaleta todos los días. Hoy me encontré con una noticia en dónde la cuestionada periodista Leiva, rompe en llanto al ver escenas donde se ven a ciudadanos Venezolanos durmiendo en el suelo. Lo que me hace pensar, llorará de la misma manera al revisar las estadísticas anuales del INEI o al ver a niños muriendo por el friaje en Puno, o quizás a los niños y adultos mayores en estado de abandono, o quizás haga campañas para que los casi 3 millones de peruanos radicando en el extranjero, muchos de ellos con situaciones migratorias inciertas, opten por los mismos beneficios de los ciudadanos de dichos países. Deberíamos de señalar que, hoy

Apechugar

Hace 8 años comencé con calambres nocturnos casi todos las noches, adormecimiento en las manos, piernas, periodos en que mi vista se nublaba y me ardía sobremanera, también episodios de migraña con vértigo y dolores en múltiples articulaciones y partes de mi cuerpo, laringitis frecuentes, náuseas matutinos y otros síntomas. Visite a un traumatólogo y un reumatólogo y ambos me mandaron a bajar de peso y terapias físicas y uno que otro analgésico. Procuré comer más sano, y tire la toalla porque aun cuando mi dieta fuera la más estricta, seguía con ataques de dolor de cuando en cuando. La neuróloga me dijo que las migrañas eran stress, así que procure dedicarle un poco más de tiempo a mis hobbies, buscar alternativas a la medicina occidental: reiki, cristaloterapia, meditación, y un par de sesiones de acupuntura y obvio nada me funciono, seguí haciendo terapia física de vez en cuando y me volví adicto a los AINEs (Anti-inflamatorios no esteroides) los cuales compraba por cajas de 100 y m

Qué looooco!!!!

¡Tú y yo estamos locos Lucas! Era la frase de uno de los sketches que más disfrutaba de Chespiritu, donde Chaparrón Bonaparte y Lucas Tañeda, dos individuos que rayaban en excentricidades y costumbres por demás inverosímiles. Y es que Chaparrón y Lucas, representaban de manera satirica un problema que en Perú se ha convertido en algo alarmante. Según estadísticas del MINSA y el INSM estiman que 1 de cada 3 peruanos, ha experimentado un tipo de problema de salud mental y la incidencia de discapacidad laboral por enfermedades mentales es de un sorprendente 35.1% en ciudades como Lima. Lo que me hace pensar si nos estamos volviendo más locos con el pasar de los años o quizás como lo escuche hace un tiempo atrás, es que a los niños de ahora ya no los hacen como antes, cualquiera que sea la razón, lo más preocupante aún es que de todos los pacientes de enfermedades mentales, sólo el 4% se atendió en un centro especializado. Entre los trastornos mentales más recurrentes tenemos la d

El vaso

Si tienes un vaso frente tuyo cuyo contenido liquido es exactamente la mitad de la capacidad del mismo. ¿Está el vaso medio lleno o medio vacío? Si lo ves medio vacío, asumiríamos que eres una persona pesimista, de esas que abundan por doquier, si por el contrario lo ves medio lleno, la mayoría te definiría como un optimista irreconciliable con la realidad. Lo cierto es que esa percepción varía de individuo a individuo y de minuto a minuto. Ahora bien, si me preguntases como vería el vaso, pues allí cambia la cosa, como siempre tengo sed (de camello como suelo decir) y/o necesito agua para tomar mis pastillas, te diría: primero pregunto de quién es el vaso, si nadie lo reclama, y veo que el agua está limpia pues me tomo el agua así de simple y si veo que esta turbia se la echo a mis plantitas. Supongo que estos años en que mis dolores son más intensos y limitantes, y sobretodo imposibles de anticipar, he aprendido a ser un poco más agradecido con el día a día. Y es que aun

Doctores

Ir al doctor puede ser una de las experiencias más estresantes, el no saber qué está pasando con tu propio cuerpo es al mismo tiempo desconcertante y molesto, y mucho más aun dependiendo del médico tratante. En estos últimos 6 años he visitado a un médico por lo menos 1 vez a la semana, la mayoría de las veces en salas de urgencia por crisis de migraña “no especifica”, hiperalgesia y neuropatías y me han recetado todos los antiinflamatorios y relajantes musculares habidos y por haber. Otras veces han sido consultas con doctores de distintas especialidades sin que ninguno pudiese dar un diagnóstico final, al menos no por sí mismos. Y bueno como ya soy caserito de los servicios de salud me atrevo a decir que al igual que hay varios tipos de doctores. El apurado e insensible Es aquel que ni bien te ve, te dice que síntomas tiene, te pregunta: en escala del 1 al 10 cuál es su dolor y cuando le dices 8 – 9, te mira y añade: es poco probable, hace unas anotaciones con su letra chuec

Tesoro!!!

Tesoro!!! No puedo evitar oir en mi mente la voz de Doña Florinda refiriendose a Kiko cuando este la cagaba!!! Sin embargo, si te preguntasé cuál es tu mayor tesoro, que responderías?  Hay cosas en la vida que atesoro con toda el alma, cosas que para mí son mucho más valiosas que el celular más caro, el viaje soñado, el banquete más delicioso, el auto del año, etc. Yo atesoro el tiempo que paso con mi familia, los ratos que paso conversando con mi abuelo, cuando lo ayudo con el celular que siempre se desconfigura o al menos eso dice él; o simplemente cuando me muestra sus nuevos proyectos de carpintería y puedo percibir la misma emoción que tengo yo cuando cocino o escribo.  Atesoro los ratos que paso con mi abuela, que aunque se queje de toda y me repita una y mil veces la misma historia, o la misma novela o me cuente los mismos anécdotas, me los cuenta ella y puedo ver entusiasmo en su intento de recordar cada detalle. Yo atesoro los momentos que paso con mi mamá

Un día a la vez!

A veces vemos a las personas pero realmente no observamos con detenimiento, simplemente las vemos deambular a nuestro nado, sin saber siquiera que penas las aquejan, o que dolores físicos o mentales procuran disimular con una sonrisa o con una impostada actitud de sobriedad y calma.  A veces levantarme me cuesta la eternidad, es un esfuerzo titánico el ordenarle a mi cuerpo tan laxado por los analgésicos que se ponga de pie, o al menos se arrastre hasta la cocina a tomar agua y las pastillas correspondientes a la mañana, la cantidad de energía que utilizo para concentrarme y caminar erguido, ducharme, vestirme, ir al trabajo, subir escaleras, estar monitoreando a mis alumnos en el aula es increíble, nunca pensé sentirme tan cansado, metiendo mis manos a los bolsillos y pellizcándome las piernas tan sólo para mantenerme despierto, aunque tengo que escoger bien los puntos de piel, ya que he perdido sensibilidad en ciertas áreas. Nunca pensé que mi condición física mermase al pun

Mami

A veces necesitamos un manual instructivo para operar las cosas, otras simplemente seguimos nuestros instintos y vemos cómo resulta todo. Supongo que eso es aplicable a todas las actividades humanas y en especial la admirable labor de ser madre. Carmen Rosa Agurto Ortiz, se volvió madre hace casi 37 años, y desde entonces ha tenido altos y bajos, momentos de extrema felicidad y episodios sumamente tristes, se ha guardado litros de lágrimas y también ha derramado otros tantos, ha reído, ha soñado, ha creado, ha escrito poemas, ha trabajado duro, ha criado, engreído y corregido a sus hijos, y todo lo hizo sin un manual, y de seguro debe de haber cometido errores, algunos por omisión, pero siempre estuvo allí para nosotros. Ella conoce lo bueno, lo malo y lo feo de todos nosotros, conoce lo que nos gusta, lo que nos disgusta y lo que nos aterra y aunque muchas veces sé que no ha sido nada fácil el ser madre de 5 revoltosos hijos con personalidades tan variopintas como “The United

Adiós Abuela...descansa en paz!

Ésta es la única manera que conozco de lidiar con mi propio dolor, escribiendo al respecto, así que si están dispuestos a acompañarme en mi dolor, continúen leyendo. Dicen que la mujer es la criatura sobre la faz de la tierra más fuerte e importante. Y sin lugar a dudas, las mujeres en mi familia siempre han sido, son y serán el pilar más sólido y aun cuando no estén en este plano existencial siguen marcando el camino que recorremos. El viernes a las 8:00 am. Recibí un mensaje que aunque sabía que llegaría en un tiempo no muy lejano, definitivamente no estaba listo para leerlo. Verónica, mi hermana menor escribió: “Martin, mi abuelita acaba de fallecer”, lo único que recuerdo es haber soltado el plumón que tenía en la mano y salir de mi aula a pedir que me reemplazaran en mis clases de la tarde y me dirigí al Hospital Central de la Policía, horas más tarde después de ver a mi papá y a mi tío quebrados, y acompañarlos con mi hermano y mi hermana a realizar todos los trámites, n

Feliz Cumpleaños Trini!

Hay cosas que una madre no enseña, al menos la mía no me enseñó a preparar tamales verdes, la sangrecita, la torta helada. El reír efusivamente, el punto exacto para el arroz con leche, el secreto para el mejor cocktail de algarrobina, el camuflar dinero en un sobresito y entregárselo a alguien por su cumpleaños. Eso me lo enseño mi madrina, mi tía Trini, la Ortiz mayor, la de risa contagiosa, la que le decía “chato” a mi abuelo y con quien se bromeaba como si fuese su hermano. Ella me enseño que aún cuando tus ahijados estén grandes, siempre es bueno engreírles con su postre favorito, conversar en la cocina mientras se lavan los servicios, y tener el refrigerador siempre lleno de comida y a cocinar en cantidades industriales: “Mejor que sobre a que falte”. Esa era mi madrina, Maria Trinidad Ortiz Estrada, cuyo cumpleaños era el 28 de Enero, y digo era pues hace poco más de un año nos dejó con esos recuerdos tan maravillosos que ayudarían a sanar nuestros corazones rotos. Hoy 28 de

365 días!

Quién no se ha arrancado una costra de una herida fresca, sólo para rememorar un dolor que pensamos ya superado. Supongo que así nos sentimos cuando vamos al cementerio, cuando vamos a una misa de honras, cuando repasamos un viejo álbum fotográfico y encuentras una foto con aquella persona a quien amaste mucho y que ahora no está contigo, y te pones a recordar su voz, su sonrisa, su mirada y tratas de encontrar alguna de esas características indelebles en las personas que te rodean.   Hace un año que te fuiste, hace año que no escucho tu voz ni tu risa contagiosa, ni te puedo abrazar, hace un año que no pruebo de tu comida, hace un año que te dije adiós, y aun hoy procuro recordar cada detalle de quien eras para mí, te extraño Madrina, y aunque como bien dijo mi primo hoy: Vemos algo de ti en tus hermanas, no es suficiente, simplemente no es lo mismo. Al otro lado del puente, la encontraré cuando llegue mi tiempo, allí estará cocinando y riendo, contando chistes con Dominga y