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Mostrando entradas de octubre, 2017

Carta

Soy un Brujo. Si, un hombre que practica la magia, es en sí un brujo, no un hechicero, no un mago. Simplemente un brujo. Pero aclaremos las cosas. No venero a Satanás, no me interesa. Satanás fue creado por los Cristianos. Satanismo es una forma de Cristianismo. No soy Cristiano. No voy a la iglesia los domingos. Y no voy a Iglesias o Templos, a menos que una persona conocida me invite en alguna ocasión especial. Y si llegara a entrar a una Iglesia no me partiría un rayo. Y si un Cristiano, Judío o Budista acudiera a una celebración pagana, nuestros Dioses tampoco los partirían con un rayo. ¿No es esto algo para reflexionar? Categóricamente, NO reconozco a Jesús como mi salvador. Él simplemente fue un hombre SAGRADO que vivió hace 2.000 años. No tengo miedo de ir al infierno: no creo en él como tampoco creo en Satanás, mas creo en las fuerzas de la naturaleza, en el mismísimo espíritu de Gaia. Creo en la reencarnación; creo en que voy a regresar a éste o tal vez a otro mundo a viv

Samhain

Simbólicamente hablando y de acuerdo con la creencia Wiccana, Samhain representa la muerte del Dios para renacer después en Yule (saturnalia/Navidad). Es la celebración más importante del año. Marca el fin del ciclo de la rueda del año. Es el año nuevo Wiccano.  Es un momento mágico en el que los mundos se tocan. Es hora de recordar a los ancestros, rendir tributo a nuestros antepasados que han fallecido. Representa el ritual de la última cosecha, la recolección de hortalizas y tubérculos.  Es el momento del año para liberarse de las debilidades (en los viejos tiempos el ganado pequeño que no soportaría el invierno era sacado de la manada y sacrificado). Es también un tiempo propicio para la adivinación, para saber que nos espera en el año venidero.  Hemos llegado al final de la rueda del año. Meditamos sobre todas las muertes que hemos tenido que enfrentar en este ciclo, cosas, amistades, situaciones, etc, que dejamos atrás.  El final y el principio son uno en la rueda de

El nombre

Para alguien como yo que ve películas de terror desde los 9 o 10 años, soñar con cosas raras no es algo nuevo y si a eso sumamos el hecho de que sufro parálisis del sueño con frecuencia, y mis sueños son sumamente vividos, algunos de ellos en secuencia, algo que disfruto sobremanera, pues si un sueño queda en continuará tipo película sé que en cuanto vuelva a dormir, ya sea durante mi siesta vespertina o durante la noche, me reengancharé en el sueño en el momento exacto en el que lo dejé, como presionar “play” a un DVD que he dejado en pausa. Soñar y tener conversaciones de lo más interesantes con personajes en mis sueños, algunos mucho más realísticos que otros no me es algo raro, tampoco me perturba, es como el poder sentir, oler y saborear estando en estado de vigilia. El tener “pequeños accidentes” en mis sueños y amanecer con dolores en la misma parte donde recibiese el golpe, el raspón, el corte o la quemadura tampoco me aflige demasiado, eso solo incrementa el entusiasmo a mí

Inmortal

¿Qué tan importantes son las fechas? Unos dirán que son de absoluta importancia, tan necesarias de recordar como respirar, otros le restarán importancia aduciendo que son sólo números. Si olvidas el cumpleaños de un amigo, éste se ofende y te sientes mal, entonces, si son importantes, si olvidas tu aniversario, pues simplemente arde Troya, así que si son importantes. Y ustedes dirán, que trivial. Bueno pues, que hay de las fechas para los exámenes, las fechas para las citas médicas y más aún las fechas de caducidad de los productos. ¿Son esas suficientemente importantes? Hoy en día todo parece tener fecha de caducidad, la leche, el cereal, el arroz, las menestras, el chocolate y hasta los huevos si hablamos de comestibles, pero aún más significativas parecen ser las fechas de caducidad de los medicamentos, y unos cuantos cínicos y aburridos de la vida dirán que los matrimonios, las relaciones amicales e incluso las personas tienen su propia fecha de caducidad y parte de mi quisier