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Sopita de pollo II

Supongo que con mi post anterior todas han de pensar que soy un exagerado, unos mareos y un poco de dolor y el otro ya se alucina moribundo, bueno disculpen, es cómo reacciona mi cerebro a este tipo de acontecimientos, supongo que debería de explicarles todo…
Erase una vez un cualquierita, digo un chico cualquiera, sorry a veces me es difícil olvidar mis malas mañas. en fin, ya saben cómo soy, como jodo, como me rio de lo que me pasa para no llorar, pasaron tres años en los que luche contra meningiomas y hemangioblastoma del cerebelo, y creo que más de cinco para hablar de ellos.  ya había comenzado una relación con mi gordis, estábamos en la etapa de los arrumacos y los poemitas bajo la almohada, en la época en que los fines de semana duran 4 días por más que el calendario solo atine a marcar 2, estábamos en una relación germinativa como la del frejol que envuelves en algodón y riegas delicadamente y lo mimas todos los días dentro del vasito de vidrio esperando que se vuelva un enorme árbol que te saque volando hasta la estratosfera con sus grandes y entrecruzadas ramas, estábamos en el primer acto de nuestra novela juntos, pero como todo el mundo sabe, el drama cautiva más, asi que nuestra historia también tendría que teñirse de colores más serios.  y es así que en marzo de 2003 después de haber estado con dolores de cabeza agudos, sangrados de nariz constantes, vómitos, nauseas y demás síntomas poco agradables que experimente (los cuales serian un chancay de a veinte luego luego como decía doña maría expropiación Petronila Lascuray y Torquemada de Botija alias la Chimoltrufia), entre a mi última cita con el neurólogo el cual había sido más que paciente y buena gente, el me pidió que me siente, y me dijo que debería de estar con un familiar, yo le dije sin pensarlo dos veces: “no me vengas con vainas ahora, me has visto venir a todos los análisis solos y crees que he venido acompañado”, el insistió, yo insistí aún más, era como una puja de esas de Auction House en las que se quiere llevar el producto estrella, hasta que el cedió y lo dijo, tienes:  tumores intracraneales, tres para ser exactos, no son malignos, pero son bastantes grande por lo que me preocupan” lo que el balbuceaba a continuación lo averigüe en la siguiente cita con el oncólogo, al cual se me derivó, y es que me quedé por un momento mudo, vacio, sin pensamientos, sin risas, sin suelo, sin nada más que el diagnostico, no había más espacio en mis oídos, ni en mi mente para contener tamaña noticia. supongo que lo único que llegué a captar fue: “está de acuerdo con el plan de acción”, al cual terminé por asentir, sin siquiera entender de que mierda estábamos hablando. en ese momento me sentí como un producto con fecha de vencimiento.
Salí del consultorio, despacio, casi en silencio, un silencio pavoroso que interrumpí con mi pie arrastrando una pata de la silla, camine por el pasadizo el cual de alguna manera, supongo que por rezagos del verano, se había dilatado tanto que me parecía interminable, llegue al baño, entre en uno de los cubículos y vomité hasta el alma, me asee un poco, salí del cubículo, me miré al espejo diciendo: “estás hecho una mierda!”, reí, llore, gimotee, renegué, leí de nuevo los papeles del doctor, y la palabra benigno logro sacarme a flote, o al menos sacarme de ese baño tan blanco, tan limpio, tan oloroso a lejía y me dirigí a la puerta de ingreso. Atiné a parar un taxi. allí acomodé los papeles, y luego al supermercado, esa noche prepare la cena en casa de mi gordis, en el viejo departamento del callao, era un pescado frito en salsa de maracuyá con arroz blanco y una papitas salteadas con un poco de paprika, nada fancy pero simpático, puse a helar un champagne, si iba a dar malas noticias, las tenía que dar con estilo, no creen? llego mi gordis y lo mande a bañarse como chiquito malcriado que viene de hacer educación física en el colegio y lo primero que quiere hacer es desparramarse y que le sirvan la comida, ni hablar, que se bañe. se baño mientras yo ponía la mesa, cenamos y me pregunto: que tal tu día? yo, lo mire, le tome la mano y le dije: “bien y mal”, el me  lanzo una de aquellas miradas que reservamos cuando no sabeos de que michí están hablando, pero nos carcome la curiosidad, y  yo le dije: “hoy salieron mis resultados…tengo 3 tumores benignos en el cráneo y me tienen que hacer quimioterapia, pero no me voy a morir aun”, y solté su mano y agarre mi copa y me bebí el contenido de un solo trago, el se quedo mudo, y al cabo de unos segundos eternos, me dijo: “no es cáncer?”, yo le casi jure que no, aun cuando sabía que si el tratamiento fallase debería de considerar la idea de decir: “tengo cáncer!” y bueno a las 2 semanas comenzó mi tratamiento, de esto jamás hablé con mis padres, ahora saben que una vez al año me hago resonancias magnéticas y que también me hago análisis de sangre para ver factor cancerígeno en la sangre cada 6 meses, pero nunca estuvieron involucrados en el despelote, porque yo así lo quise.
Había viernes en los que faltaba al colegio donde trabajaba, aquejando un malestar lumbar, aun cuando lo que hacía era el check in en la clínica, donde me ponían una bata cuyo escote trasero bien merecería una denuncia, y bueno me inyectaban la dosis la cual me hacia vomitar hasta cosas que había olvidado había comido, me dolía todo, tenía fiebre, gracias a dios, no se me callo el poco cabello que ya ostentaba en aquel entonces, y me quedaba en la clínica 2 días, y de allí me iba a atrincherar en la casa de mi gordis, donde muchas ves lo escuche llorar cuando lograba dormitar después de vomitar, así se pasaron tres años de altas y bajas, de alegrías indescriptibles como aquella resonancia de finales del 2004 cuando no había muestra de tumores en la región craneal, y desdichas tan grandes como las de mediados del 2005 en que uno de ellos no estaba muerto sino de parranda y regreso trayéndome problemas de articulación del lenguaje y mareos, quise tirar la toalla, pero mi gordis me dio ánimos, ahora a casi 5 años después de la ultima dosis de medicamento, puedo decir que la luche, que me costo, pero eso nos unió, nos hizo fuertes, quizás con el tiempo tengamos que luchar con cosas mucho peores pero las superaremos juntos y si no, moriremos en el intento, luchando y siempre fashions. Recuerden que para mi velorio no quiero cruces ni lagrimas, lleven todos lirios de colores y los que les alcance lleven tulipanes, siempre los amé, y lleven trago, brinden por mí, por la vida, por el amor, por los amigos, por la experiencia que es luchar a ciegas sin saber si se sobrevivirá, pero siempre con ánimo.no importa realmente como muera, o de que muera, o por mano de quien muera, voy a vivir lo que me queda luchando, riendo, amando, llorando, escribiendo, amén! además no puedo privar al mundo de tamaña personalidad como la mía, al menos no mañana, o si?! Sorry, como diría Xtina aguilera( si ya había tardado pero sabían que la mencionaría): “I,m not cocky…I just love myself…bitch!!!”
Supongo que cuando volví a tener síntomas parecidos a los que alguna vez temí y combatí, me hicieron deprimirme, pero I’m here to stay, y pienso hacerme sentir, bueno siempre me sienten jajaja!!!

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