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Mostrando entradas de enero, 2018

Adiós Abuela...descansa en paz!

Ésta es la única manera que conozco de lidiar con mi propio dolor, escribiendo al respecto, así que si están dispuestos a acompañarme en mi dolor, continúen leyendo. Dicen que la mujer es la criatura sobre la faz de la tierra más fuerte e importante. Y sin lugar a dudas, las mujeres en mi familia siempre han sido, son y serán el pilar más sólido y aun cuando no estén en este plano existencial siguen marcando el camino que recorremos. El viernes a las 8:00 am. Recibí un mensaje que aunque sabía que llegaría en un tiempo no muy lejano, definitivamente no estaba listo para leerlo. Verónica, mi hermana menor escribió: “Martin, mi abuelita acaba de fallecer”, lo único que recuerdo es haber soltado el plumón que tenía en la mano y salir de mi aula a pedir que me reemplazaran en mis clases de la tarde y me dirigí al Hospital Central de la Policía, horas más tarde después de ver a mi papá y a mi tío quebrados, y acompañarlos con mi hermano y mi hermana a realizar todos los trámites, n

Feliz Cumpleaños Trini!

Hay cosas que una madre no enseña, al menos la mía no me enseñó a preparar tamales verdes, la sangrecita, la torta helada. El reír efusivamente, el punto exacto para el arroz con leche, el secreto para el mejor cocktail de algarrobina, el camuflar dinero en un sobresito y entregárselo a alguien por su cumpleaños. Eso me lo enseño mi madrina, mi tía Trini, la Ortiz mayor, la de risa contagiosa, la que le decía “chato” a mi abuelo y con quien se bromeaba como si fuese su hermano. Ella me enseño que aún cuando tus ahijados estén grandes, siempre es bueno engreírles con su postre favorito, conversar en la cocina mientras se lavan los servicios, y tener el refrigerador siempre lleno de comida y a cocinar en cantidades industriales: “Mejor que sobre a que falte”. Esa era mi madrina, Maria Trinidad Ortiz Estrada, cuyo cumpleaños era el 28 de Enero, y digo era pues hace poco más de un año nos dejó con esos recuerdos tan maravillosos que ayudarían a sanar nuestros corazones rotos. Hoy 28 de

365 días!

Quién no se ha arrancado una costra de una herida fresca, sólo para rememorar un dolor que pensamos ya superado. Supongo que así nos sentimos cuando vamos al cementerio, cuando vamos a una misa de honras, cuando repasamos un viejo álbum fotográfico y encuentras una foto con aquella persona a quien amaste mucho y que ahora no está contigo, y te pones a recordar su voz, su sonrisa, su mirada y tratas de encontrar alguna de esas características indelebles en las personas que te rodean.   Hace un año que te fuiste, hace año que no escucho tu voz ni tu risa contagiosa, ni te puedo abrazar, hace un año que no pruebo de tu comida, hace un año que te dije adiós, y aun hoy procuro recordar cada detalle de quien eras para mí, te extraño Madrina, y aunque como bien dijo mi primo hoy: Vemos algo de ti en tus hermanas, no es suficiente, simplemente no es lo mismo. Al otro lado del puente, la encontraré cuando llegue mi tiempo, allí estará cocinando y riendo, contando chistes con Dominga y